Vigorexia, la anorexia masculina

Vigorexia

Los trastornos de alimentación son un tema que, cada vez más, encuentra nuevos espacios en la sociedad. La búsqueda de una imagen perfecta, especialmente entre las mujeres, hace que sea común conocer sobre la anorexia nerviosa y la bulimia, pero estos no son los únicos tipos de trastornos que existen, incluso hay algunos exclusivos del sexo masculino, como es la vigorexia.

Solo cuatro de diez mil hombres entre los 18 y 35 años la sufren. Su característica principal es la presencia de una percepción distorsionada de la realidad. Así como las anoréxicas ven al espejo cuerpos obesos y deformes, quien sufre de vigorexia ve al espejo un hombre débil y sin musculatura, por lo cual se obsesiona por su físico y se esfuerza en aumentar su masa muscular a niveles fuera de lo normal.

Para el hombre que sufre de vigorexia, su obsesión es su cuerpo. Lo que le impide llevar una vida social sana, ya que dedica su tiempo, dinero y esfuerzo exclusivamente a entrenar en un gimnasio, en usar de esteroides anabolizantes y en la compra de suplementos de proteínas y aminoácidos que lo ayuden a su objetivo. A pesar de su estricta rutina, su percepción ante el espejo no cambia y, ante él, sigue apareciendo un hombre flácido y enclenque, por lo cual su obsesión se potencia y les obliga a hacer todo lo que sea necesario para aumentar su musculatura.

La vigorexia también es conocida por otros nombres, como: el complejo de Adonis, anorexia invertida, anorexia atlética o dismorfia muscular. Indiferentemente de cómo se le llame, las causas de este trastorno (así como ocurre con la anorexia nerviosa) pueden ser de diversos tipos entre las que destacan las afectivas, sociales, psicológicas y educativas, pero siempre está en la base un trastorno obsesivo compulsivo de la personalidad.

Los signos más comunes que observamos en quien sufre de este trastorno son:

  • Observan constantemente el espejo, pero siempre con una percepción errada de la realidad. Indiferentemente de su masa corporal, siempre se verán enclenques
  • Invierten todas las horas disponibles en aumentar su masa muscular
  • Poca vida social y familiar
  • Se pesan varias veces al día y se comparan, constantemente, con fisicoculturistas
  • Se sienten infelices, fracasados o solos, prefiriendo aislarse del mundo y encerrarse el tiempo necesario, ya sea de día o de noche, en el gimnasio
  • Usan y abusan de sustancias anabolizantes y suplementos proteicos
  • Se encuentran obsesionados por las dietas bajas en grasas y ricas en proteínas

Si bien el ejercicio es parte indispensable para mantenernos sanos, el extremo exceso de éste conlleva a esguinces, ruptura muscular y sobrecarga de los huesos, tal como sucede en el caso de quien sufre de vigorexia. Además, el uso de anabolizantes les provoca problemas cardíacos (infarto y muerte súbita), atrofia testicular, infertilidad, impotencia sexual, acné y retención de líquidos. Sin olvidar el daño real y hepático que general las dietas extremas e hiperproteicas.

Para ayudar a quien sufra de este trastorno de la imagen corporal se debe incentivar pasión e interés por otras actividades, distraer su atención en eventos sociales y familiares, así como cambiar su alimentación hacia una más sana en distribución de nutrientes y tratar el trastorno obsesivo compulsivo desde sus bases.

Rosisella Puglisi  –  @rosisellap

 

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Nutricionista clínico con Magister en Nutrición Clínica infantil y adultos. Especialista en obesidad, trastornos gastrointestinales, autismo. Atiende pacientes a nivel mundial en español, inglés e italiano.