Élmer Figueroa, más conocido como Chayanne, no se salva del escándalo de los Pandora Papers.
El cantante puertorriqueño aparece como apoderado de Fentress International SA, una sociedad panameña, de acuerdo con un documento de agosto de 2001.
Casi al mismo tiempo en que se emitía la telenovela Provócame por Telefé, Chayanne entraba como accionista en esta sociedad offshore. El poder notarial que aparece entre los documentos de la filtración que lideró el Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación (ICIJ) lo autorizaba para representar y cobrar a nombre de esta compañía en cualquier parte del mundo, así como pedir préstamos y celebrar contratos hasta que fue disuelta en 2013.
Entre los archivos también hay documentos bancarios y comprobantes de domicilio ligados a Chayanne, aportados para la creación de una compañía en Florida, Eloisa Investments LLC, a través del estudio panameño OMC Group. Marina Elizabeth Figueroa, su esposa, es la accionista y directora. Eloisa Investments es propietaria de un apartamento valorado en 500.000 dólares en las residencias del Hilton Grand Hotel en la Bahía Vizcaína de Miami.
Como Chayanne, también Shakira, Miguel Bosé, Julio Iglesias y Luis Miguel son algunos de los cantantes latinos que aparecen en Pandora Papers. La mayor filtración de documentos confidenciales que se ha publicado hasta la fecha pone al descubierto cómo algunas de las celebridades más conocidas de Latinoamérica recurrieron en los últimos 20 años a empresas opacas para comprar mansiones, registrar lujosos yates y gestionar ganancias millonarias. Todo en medio de la suave brisa del Caribe, donde reinan la confidencialidad y las maniobras financieras para eludir el pago de impuestos.
Pandora Papers es un trabajo colaborativo liderado por el Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación (ICIJ), una filtración de casi 12 millones de documentos clasificados de 14 despachos legales repartidos en todo el planeta.
La filtración abarca cinco décadas de registros, entre la década de los setenta y el año pasado, y permite reconstruir las operaciones financieras de políticos, multimillonarios, criminales y deportistas de élite en países y territorios que suelen ser considerados paraísos fiscales por la confidencialidad y los bajos impuestos que ofrecen al capital extranjero. El mundo del espectáculo no ha sido la excepción.