Según los datos de la Encuesta de Población Activa (EPA) del cuarto trimestre de 2020, en España sólo trabajan 19,3 millones de personas de las 39,6 millones de personas que conforman la población laboral, los mayores de 16 años, menos de la mitad de los que podrían trabajar.
Se trata de la factura de la covid de la primera y segunda ola y también de la desaceleración económica que ya se venía observando desde mediados de 2019. Pero, si además le restamos los más de 750.000 trabajadores que se encuentran con sus puestos suspendidos por los ERTE (se les considera ocupados y no parados), sale que en realidad hay sólo 18,6 millones de personas trabajando (47% de la población laboral). El resto, hasta esa población de 39,6 millones de españoles, se obtiene sumando los casi 3,7 millones de parados existentes y los casi 16,6 millones de inactivos, es decir, estudiantes, pensionistas, amas y amos de casa y personas que no quieren trabajar o que no pueden hacerlo ahora porque las empresas están cerradas y no hay ofertas de trabajo.
España es de los países de la UE que más inactivos tiene. En todo caso, la cifra de ocupados se aleja mucho de los 20,7 millones que se registraban, por ejemplo, en 2007, al inicio de la última gran crisis con casi dos millones menos de españoles menos en edad laboral. El único empleo que hay ahora en España (y siempre) es el público, sector en el que no se ha producido un solo despido ni un solo ERTE mientras el déficit y la deuda pública sigue creciendo exponencialmente con la economía en mínimos desde la guerra civil.
Ocurre en todas las crisis, el empleo público se ha convertido en el refugio de los compromisos de mucha clase política ocasionando un gasto estructural de difícil corrección. Ha alcanzado un nuevo récord histórico con casi 3,4 millones de nóminas (400.000 más que al inicio de la crisis hace 13 años) mientras que en el sector privado hay casi 1,3 millones de asalariados menos respecto a los que había en 2007. La bola de nieve pública sigue, en 2020 el empleo en las Administraciones creció un 3,9% (126.000 personas) mientras que en el sector privado decreció un 4,5% (784.000 trabajadores menos). Todo esto significa que no hay empleo en la economía productiva y el que hay sigue repartiéndose entre varios trabajadores con la irrupción imparable de las contrataciones a tiempo parcial (2,8 millones de personas trabajan por horas, es decir, casi uno de cada cinco asalariados)
La tasa de empleo que sale del 48,8%, excluyendo a los ERTE, y del 47% si se incluyen, es casi dos puntos inferior a la se registró hace un año en el cuarto trimestre de 2019 y es sensiblemente más baja a la media del 50% obtenida tras el crecimiento económico que se produjo a partir de 2015. Esta tasa, muy lejos de la que registran los países de nuestro entorno, lo único que demuestra es que en España no hay trabajo y que el modelo de crecimiento, basado en los servicios y en las pymes y autónomos, no sirve para asegurar las nóminas e ingresos públicos que han de mantener el mastodonte improductivo de administraciones que hay y también la caja de las pensiones.
La tasa es sensiblemente inferior a la que se registraba en el inicio de la crisis de 2007, que era del 55% de la población en edad laboral. Huelva es la provincia que menor tasa de empleo registra (39%) y le siguen varias provincias andaluzas con cifras cercanas al 41% (Jaén, Granada y Cádiz). Curiosamente es Segovia (55%) la capital de provincia que registra mayor empleo respecto a su población laboral. Le sigue Madrid (54,7%), Guadalajara (53,7%) y Guipúzcoa (53%).
Existe también una tasa de empleo de la población entre 16 y 64 años (30,6 millones de personas) que no es sensible a la realidad laboral ya que la edad de jubilación legal supera los 66 años. En 2020 llegó al 62,3%, dos puntos menos que en el año anterior, pero también se encuentra muy lejos de la estadística europea. Lo que significa en sentido estricto que sólo 6 de cada 10 españoles en edad laboral puede ahora trabajar. Todas estas cifras nos sitúan en la cola de la UE ya que este porcentaje de ocupados llega a casi el 80% en Alemania y Holanda y la media de la UE supera el 75%. Sólo Italia, Grecia y Croacia tienen una tasa inferior a España.
La estadística del INE permite comprobar también la tasa de empleo global, es decir, el cociente que sale de dividir el empleo existente entre el conjunto de la población nacional (incluyendo menores de 16 años). Es decir, excluyendo a los trabajadores inmersos en un ERTE, hay 19,3 millones de trabajadores y la población total es de 47 millones de habitantes. Y sale que sólo trabajaba en 2020 el 41% de los españoles, es decir, cuatro de cada diez. Cuando empezó la crisis en 2007 llegaba al 46%. Lo que confirma que no hay empleo nuevo y que se han destruido muchos puestos en el sector privado.
La falta de empleo también se confirma en la tasa de actividad, es decir, la que mide la proporción de personas que tiene empleo más las que busca trabajo activamente porque está en paro (población activa) respecto a la población en edad laboral. Se situó en el 58%, casi un punto menos que hace un año en el cálculo sobre la población de más de 16 años y llegó al 74% respecto a la población laboral entre 16 y 64 años. En todo caso, siguen siendo tasas que sitúan a España a la cola de Europa (con más empleo y sobre todo con menos paro).
Otro parámetro para ver la situación del mercado laboral es la tasa de paro (el porcentaje de desempleados respecto a la población activa (ocupados más parados). Se situó en el cuarto trimestre de 2020 en el 16,3%, 3,5 puntos más que hace un año y muy lejos del 8% que registraba España en 2007.
Lo que es evidente, pese a la leve mejora trimestral que ha continuado por el efecto de rebote de los malos trimestres anteriores, es que la covid y la desaceleración anticipada han deteriorado el mercado laboral. Así, pese al aumento de la población mayor de 16 años en más de 200.000 personas, hay casi 100.000 activos menos que hace un año.
También hay, pese al crecimiento del empleo público, 623.000 ocupados menos (hace un año el crecían a un ritmo anual de 403.000) y 527.000 parados más (hace 12 meses el desempleo bajaba en 112.000), así como 303.000 inactivos nuevos.
La calidad laboral no es la misma ya que hay 207.000 personas menos ahora con contrato indefinido y también 397.000 menos con contrato temporal. Es decir, hay 605.000 asalariados menos en el sector privado. Como consecuencia de este descenso laboral hay medio millón menos de trabajadores a tiempo completo y también 145.000 menos a tiempo parcial.
El Gobierno, a dos semanas de las elecciones catalanas y con una tercera ola de covid más agresiva que las dos anteriores así como muchas dudas sobre el proceso de vacunación, insiste en que la situación ha mejorado. De momento, ni el Gobierno ni la oposición mencionan la posibilidad de acometer un plan de urgencia nacional para crear empleo privado.
El presidente Sánchez ha anunciado una inversión con fondos europeos de 11.000 millones para digitalizar las pymes y las administraciones públicas hasta 2025. La mayor tajada se la llevarán las administraciones para que los contribuyentes vean aumentar los trámites vía ‘on line’ en sus relaciones con el sector público mientras que el empleo de este sector siga engordando. Lo de siempre.
El paro sube en 527.900 personas en 2020, el peor dato desde 2012