La joven presumía en las redes sociales de un excéntrico estilo de vida, incluida la compra de un Lamborghini, ropa de diseñador y viajes
Omar Ambuila, que trabajaba en la aduana de Buenaventura, donde está uno de los puertos más importantes del país cafetero, permitía el ingreso de contrabando a cambio de grandes dividendos.
En una investigación conjunta entre las autoridades colombianas y estadounidenses, se descubrió una red de corrupción al interior de la Dirección de Impuestos y Aduanas Nacionales de Colombia (DIAN) en la que el jefe del Grupo de Control de Carga de Buenaventura, Omar Ambuila, dejaba ingresar mercancía de contrabando a cambio de fuertes sumas de dinero. Los lujos desmedidos y las excentricidades de su hija, que no pudieron justificar, fueron la clave.
En sus redes sociales, Jenny Ambuila Chará se jactaba de sus lujos y viajes en una vida de consumo desmedido. En varias publicaciones aparece con bolsas de compras de marcas de diseñador como Louis Vuitton, Channel y Givenchy. Presumía de un Lamborghini rojo de más de 300 mil dólares y de una camioneta Porsche blanca que usaba para ir a estudiar a la universidad de Harvard, en Estados Unidos, una de las instituciones más prestigiosas y costosas del mundo.
Además de su ropa de alta costura, se retrataba con lujosas joyas, como un celular chapado en oro de edición limitada, y con varios famosos. Y tenía fotos de cada viaje que hacía alrededor del mundo y en los festivales de música electrónica que al parecer no se perdía. Lo raro, era que la joven no desempeñaba ninguna actividad económica, y su padre, cabeza del grupo familiar, solo ganaba 3.182 dólares mensuales en su trabajo en la DIAN.
Ahí comenzaron las sospechas sobre las reales actividades a las que se dedicaba la familia Ambuila Chará. Las autoridades pidieron justificar sus gastos pero no pudieron. El carro de marca italiana color cereza fue adquirido en 2006, supuestamente después de la venta de una casa al norte de Cali, pero la Fiscalía comprobó que para esa época el funcionario no tenía propiedades a su nombre.
«Gozaban de una vida de comodidades y excentricidades, sin poder justificar sus gastos», señaló a El Tiempo Andrés Jiménez, delegado contra las Finanzas Criminales de la Fiscalía. Y señaló que la familia no declaró ninguno de sus bienes ante las autoridades, especialmente los bienes que compraban en el exterior.
Así, comenzó hace un año un operativo entre la Fiscalía y agencias estadounidenses que terminó por revelar que aprovechando su poder en la DIAN, Omar Ambuila dejaba pasar containers de contrabando en el puerto de Buenaventura, en el pacífico colombiano. Por ello habría recibido millonarios dividendos que ocultaba con la constitución de empresas fachada para hacer pasar movimientos financieros como legales.
Además, realizaba giros de dinero a familiares en el exterior para sacar las utilidades obtenidas de las redes de contrabandistas, y adquiría bienes y servicios en Estados Unidos que superaban su capacidad económica; informó la Fiscalía a través de un comunicado. Por eso, el pasado domingo 31 de marzo, fueron capturados Omar Ambuila, su esposa Elba Chará Gómez y su hija Jenny Lizeth.
En el operativo también cayeron Emilson Moreno Granja, funcionario del Grupo de Control de Carga de la DIAN en Buenaventura, y Gustavo Adolfo Rivas Arboleda. Ambos señalados de también aprovechar su cargo para permitir el ingreso al país de toneladas de mercancía ilegal.
Un juez de control de garantías de Cali legalizó las capturas y dictó medida de aseguramiento para los capturados, que serán imputados por delitos de lavado de activos, favorecimiento al contrabando, enriquecimiento ilícito y concierto para delinquir. Mientras tanto, en Estados Unidos se activaron los mecanismos para realizar extinción de dominio a los bienes que la familia Ambuila Chará tendría en ese país.
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