Una doctrina económica

El liberalismo económico es una doctrina económica muy extendida.  Tiene su origen en los primeros textos sobre Economía, hace más de 200 años.

Se fundamenta en que los Mercados son eficientes y por ende tienden a su equilibro. Y es por ello por lo que precisamente, propugnan que no debe existir intervención alguna por parte del Estado, que pueda distorsionarlos de alguna manera.

Además por lo tanto, siguiendo ese pensamiento defiende que el Estado se inmiscuya el la Sociedad y lógicamente los individuos que la integran, en la menor medida que sea posible. Estos significa que el Estado se encuentre en su mínima expresión. Y que únicamente tenga funciones en la Defensa del Territorio y poco más. El resto de Funciones y sobre todo Tareas, pueden ser objeto de que sean realizadas por el Sector Privado. Por lo tanto el objetivo del liberalismo económico es la casi inexistencia del sector público.

Todo lo cual aboca obviamente, al no existir regulación alguna sobre los Oferentes y Demandantes en los Mercados; ni sector público que pueda atender las necesidades de la Sociedad y sus individuos, que se encuentre todo en manos del sector privado. Y de esta manera evidentemente, en esa distopía, prevalezca lógicamente, la ley del más fuerte y los desfavorecidos se encuentren de forma irremisible, al albur de su suerte.

Se debe tener presente que cualquier organización de toda clase de sociedad, hay que tener muy claro cual es el tipo de Sociedad que se desea, siempre en aras de que dicha sociedad pueda encontrar su mejor estado posible. E indefectiblemente, esto sólo se puede llegar a conseguir siempre, cuando en la susodicha sociedad sea cuanto mayor el número de individuos que puedan alcanzar ese mejor. Pues si el número de estos es exiguo, indiscutiblemente, no podrá ser sostenible. Y su viabilidad se verá truncada.

Bueno dicho todo esto; se debe exponer claramente, que es algo evidente que nadie en su empresa e incluso en su propio hogar, va a permitir que no exista un Marco regulatorio con ciertas normas, que den forma a la manera de proceder y por lo tanto de convivir, dentro de ellas y también con relación a su entorno.  Piense tan sólo, con un sencillo ejemplo, en que a nadie le gusta, ni le es beneficioso consumir alimentos fitosanitariamente nocivos para la salud. A pesar que de esa manera puedan ser más rentables para los Oferentes.

Además, al no existir ninguna protección social y dejar a su suerte por lo tanto a los sectores desfavorecidos de la Sociedad, provoca indudablemente, que esos individuos sean relegados a que se alejen de poder continuar aportando a la sociedad, por verse abocados a un estado de imposibilidad de ello, como consecuencia de esa falta de atención a sus necesidades. Piense tan sólo para ilustrarlo, en un individuo que no puede pagar un tratamiento de salud y consecuentemente ya le invalida para poder ser productivo, aunque sea mínimamente. Lo cual hará que esto vaya no sólo en su propio detrimento, sino también en el de la propia Sociedad, al perder una posibilidad de que pueda haber una fuente sumatoria más, para alcanzar su propio mejor.

También se debe señalar que una sociedad se encuentra integrada por todos y cada uno de sus individuos, y por lo tanto debiera poder ofrecerles a cada uno el que puedan alcanzar su mejor. Pues creo que a nadie le conviene que en dicha sociedad, la inmensa mayoría sean unos miserables y que por esta causa se vean excluidos como Demandantes del Mercado. Porque indefectiblemente, cualquier Mercado necesita Demanda para su existencia, hablando en términos estrictamente económicos. Aunque también se puede contemplar desde el ámbito social, pues creo que a ningún opulento le gustará tener que verse en un gueto viviendo, para poder disfrutar de su vida a salvo de peligros.

Además se debe señalar que los Mercados no son eficientes y que en numerosísimas ocasiones, no llegan a alcanzar su equilibrio óptimo. Pues al intentarlo; la historia se encuentra repleta de casos en los que se demuestra que por cualquier causa, el Mercado se ha visto interrumpido en la búsqueda de esa consecución de su equilibrio, de manera que no se ha podido alcanzarlo. Porque hasta descubrir el precio óptimo, su comportamiento es variable, y hasta que puede llegar a ser alcanzado, evidentemente, no se puede encontrar en su estado de óptima eficiencia.

Hay subrayar que cada vez son más los que ven que el liberalismo económico crea unas desigualdades enormes. Y esto no permite una conexión social adecuada, para la sostenibilidad de cualquier Sociedad, e incluso el Papa Francisco, ha echado su cuarto a espadas, en su encíclica Frateli Tutti, denostando al liberalismo económico; algo que jamás había ocurrido en los anales de la Historia de la Economía.

Para finalizar quisiera compartir algo que vi hace algunos años. Trajeron a un grupo de aborígenes selváticos, y al ver durmiendo en la calle a una persona que translucía su falta de recursos de manera evidente; uno de ellos, que era el Jefe, fue a consolarle y se dirigió de manera airada a sus anfitriones afeando su conducta, al permitir eso en un miembro de su sociedad. Y explicando que el Jefe que permita este conducta, no puede ser considerado Jefe. Y los individuos que tengan esa actitud, realmente, no podía comprender que serían integrantes de una sociedad.

Simplemente piense que los inui, que comparten parte de su pesca diaria con el resto de su sociedad;  de esta manera se aseguran que si algún día no pueden conseguir pescar, al menos podrán tener algo con que alimentarse ese día.

Sin el menor género de duda, se debe reconocer que El Estado de Bienestar es el Modelo Económico mejor que existe, si se desea no tener una sociedad distópica. Y que cualquier sociedad pueda desarrollarse de una manera óptima y sostenible.

Ya que la eliminación de la clase media, se evidencia que no beneficia a nadie, porque ahí ha estado la fuente creativa a lo largo de la Historia, ya que la clase opulenta se encuentra en el disfrute de sus recursos, por lo que no se encuentran dispuestos a crear avance alguno tecnológico o de cualquier otra índole.  Y los desfavorecidos no pueden hacer nada, dado que deben luchar día a día por su sustento. Lo cual redunda indefectiblemente, a que el desarrollo de cualquier sociedad se vea imposibilitado y resulta obvio, su crecimiento sea limitado.

Por último esta doctrina económica es algo que va contra los economistas, dado que si se deja todo a los Mercados, entonces la labor del economista será tan sólo la de un mero recopilador de datos que le deja evidentemente vacío de contenido.

Josu Imanol Delgado y Ugarte.

Economista

La función de la economía