El comercio electrónico en España ha tenido un crecimiento sostenido, y se proyecta que crezca cada año gracias a las nuevas formas de la vida económica que sustituyen el local físico por la nube comercial.
En el año 2017 el comercio electrónico transo unos 6.700 millones de euros, un 25 por ciento más que el año anterior, por lo cual se evidencia que la tendencia al crecimiento de las transacciones a distancia son cada día mas aceptadas por el público y adoptadas por los comerciantes, así va tomando fuerza un sistema que se fundamenta en la confianza, la distancia, la relación entre iguales y la desintermediación hasta cierto punto.
Generar confianza en este sistema no ha sido sencillo, a lo largo del tiempo compradores y vendedores a través de comunidades han forjado una cultura basada en ciertos usos que han logrado fortalecer el punto primordial, la confianza, para que alguien sin tocar compre un producto, y que el apretón de manos ahora se sustituya por un clic.
Pero partiendo de que todo negocio genera una relación jurídica que obliga a contraprestaciones, el Estado tiene que intervenir, en este orden de ideas debemos comprender que uno de los principios básicos para la acción legislativa es que la practica reiterada en la vida cotidiana obliga a la opinión jurídica para que mediante la ley se regule la nueva realidad y se tutelen efectivamente los derechos, y así nace una Ley.
En tal sentido la legislación española y la europea han buscado tratar los distintos factores que se involucran en una relación jurídica a distancia, en este caso hablamos de la protección de datos, ya que al suministrarlos incluso de forma inocente o ingenua implica riesgos para la integridad personal ya que al hacer un clic se suministran datos personales que pueden generar obligaciones.
No se puede omitir que en un ambiente tan dinámico las estafas están presentes y el uso de tus datos personales para otros fines es muy habitual, por ejemplo, es muy común que por redes sociales se viralicen mensajes que aparentan provenir de corporaciones solidas en las cuales ofrecen suntuosos regalos, que te obligan a introducir datos personales y que a la final no regalan nada, pues en este caso el mal esta hecho, el problema no es que no te regalen nada, sino que has suministrado tus datos y un desconocido mal intencionado ha usado tu ambición para engañarte y podría comprometerte en alguna transacción de la cual efectivamente no eres parte, pero de la cual te verás afectado por haber dado un clic.
La Agencia Española de Protección de Datos exhorta permanentemente a las personas a que sean cautelosas a la hora de aceptar la instalación de cookies en los dispositivos, a no suministrar datos en páginas que no sean evidentemente confiables y si las personas son víctimas de algún engaño lo denuncien a la brevedad.
El mundo on-line es tan veloz que sin darnos cuenta y llevados por la curiosidad somos vulnerables a darle clic a cada “aceptar” que nos exigen las páginas web, sin que nos de tiempo a pensar si verdaderamente consentimos o no algo, es decir, no tenemos mucho tiempo para escoger entre la conciencia y la curiosidad, por lo cual, debemos ser mas pacientes y atentos porque con un solo clic podemos comprometernos a algo que realmente no nos conviene, ten siempre en mente que en este nuevo mundo, tus datos son tu gran activo y todos están detrás de ellos.
Marco Antonio Núñez Corao, abogado y consultor en Protección de Datos