Decirle a un argentino que si no le gusta el fútbol…se haga su propia cárcel no es exagerar; es que es inimaginable que nazcan sin amor a la pelota. Che, si la pasión por el balón la llevan desde la cuna. ¿Quién puede escapar al alboroto popular que se arma en Argentina cuando se habla de la pasión futbolera?… Señores, el fútbol es tan popular como el cariño al Papa Francisco; un argentino que mete gol allá donde va, enamorando corazones. Muchos no creyentes se han entusiasmado escuchándole hablar, es un hombre – igual que todos, nos volveremos cenizas – pero tiene el don de predicar el amor, la alegría y dar buena energía allí donde pasa.
Colombia es un país católico, creyente y que recibe con devoción a Francisco. Cachacos, paisas, caleños…costeños bailaran una sola canción, la del amor y la fe desde hoy hasta el 10 de septiembre. Así que a quien no le guste, que se haga una cárcel por unos días.
Los creyentes estamos de fiesta desde que se anunció esta visita en julio de 2016. De los 49 millones de habitantes, 45,3 millones de colombianos dicen ser católicos – sumada esta señora que escribe con más de 20 años fuera, pero que le late el corazón colombiano hoy con Francisco. La fuente es el Anuario Pontificio y de Estadísticas de la Iglesia. No obstante, un movimiento en contra quiere manchar su estancia. Detrás de la protesta está José Galat, excandidato presidencial, rector de la Universidad Gran Colombia. No soy quien, para juzgarle, solo quiero que nos deje vivir la fiesta en paz, a quienes así lo queremos.
El pontífice argentino, con sus 80 años, emprende con esta visita su vigésimo viaje internacional y quinto a América Latina y, con su carisma habitual a bordo del avión hacia Bogotá afirmó que se trata de un viaje “especial” porque “ayudará también a Colombia a ir adelante”. Desde luego, este es un año complejo para mi país; con el proceso de paz en construcción. No digo yo que esté orgullosa de cómo se ha llevado a cabo, pues si me habéis leído siempre he dicho que voté a Santos, pero me desinfló el acuerdo firmado y más ver como progresa la FARC con su partido de la rosa. En cualquier caso, dejando la política a un lado, la fe hace que quienes creemos, estemos contentos de la visita de Francisco, con buena energía y; hace falta esa buena onda cada día.
Según recoge El País, los cálculos en gastos por toda la permanencia del Papa en el país rondarán los 10,1 millones de dolares ¿Qué es mucho dinero? “ninguna queja ha sido suficiente para frenar la expectativa por la visita del Papa. Solo en Bogotá se espera la llegada de 700.000 personas e ingresos cercanos a los 30 millones de dólares. Según los expertos se activará el turismo religioso y se dinamizará la economía». Que se multipliquen en bendiciones para los que creemos. ¡Que el Gobierno que no malgaste en temas menores tire la primera piedra!
Desde tierra española, deseo que mi Caribe saque todo su realismo mágico para hacer una gran fiesta a Dios, si creemos. No adoramos, no veneramos al Papa – como critican algunos creyentes evangélicos – bailamos con él, cosa distinta; en un mismo lenguaje, con una misma alegría, con el mismo fervor de amar a Dios. Que cada uno lo haga a su manera; de eso se trata. El primer paso ya está dado, ¡Francisco, te esperamos con las manos abiertas!
Querido mensajero, gracias por darle esperanza a mi pueblo, rezar es gratis igual que creer así que peguémonos un baile de fe, una parranda que oiga el padre en el cielo. Que suenen los tambores en Cartagena, los acordeones vallenatos, se baile la cumbia caribeña…y que Bogotá tiemble de fe para que se vea desde Monserrate; que el Amazonas riegue los llanos orientales con tu palabra y desde Cúcuta los millones de venezolanos desplazados, alimenten el espíritu más allá del hambre y la angustia de la dictadura de Maduro. Que le quiten lo bailao a los que incomodamos con nuestra alegría, que a ellos les va la leyenda de Francisco El Hombre; que gane profesar el amor; respetando la religión de cada uno en su casa. ¿Acaso no es esto libertad religiosa? Papa Francisco, deja tu huella en Colombia.
Cristina Murgas.