A pocos meses para la realización de las elecciones presidenciales de Colombia -22 de mayo-, el candidato Gustavo Petro, fundador del partido Colombia Humana, senador, ex miembro del grupo terrorista M-19, admirador de Hugo Chávez y Fidel Castro y, por supuesto, defensor de las dictaduras de Venezuela y Cuba, llegó a España este lunes y fue recibido por sus contrapartes españolas.
Gustavo Petro fue recibido por Enrique Santiago, secretario de Estado de la Agenda 2030, representantes de los sindicatos CCOO y UGT, así como el profesor Juan Carlos Monedero, el independentista catalán Oriol Junqueras, las ministras Ione Belarra y Yolanda Díaz, así como por el presidente del gobierno Pedro Sánchez.
Y cuando digo contrapartes, me refiero a lo que le queda a cada una de estas personas cuando se despojan de la majestad de sus cargos públicos.
Enrique Santiago es Secretario General del partido Comunista de España y ex abogado del grupo terrorista colombiano FARC; los representantes de los sindicatos, han sido retratados apoyando a manifestaciones a favor de etarras -terroristas- entre otras cosas; Juan Carlos Monedero, fue ex asesor de Hugo Chávez en Venezuela -junto a Pablo Iglesias e Íñigo Errejón- entre otros personajes de la izquierda iberoamericana; Oriol Junqueras, separatista catalán, fue condenado a trece años de prisión por sedición -levantamiento de personas contra un gobierno con el fin de derrocarlo; es decir, por golpe de estado- y malversación -corrupción-; Ione Belarra, secretaria general de PODEMOS, partido de Pablo Iglesias y Juan Carlos Monedero entre otros y; Yolanda Díaz, quien llegó a decir que el comunismo es democracia; Pedro Sánchez, por su lado, socio mayoritario de todos estos dentro del gobierno de España, otorgó el indulto a los condenados catalanes por su relación -supervivencia- política, también es conocido por su mala gestión de la pandemia del COVID y de la economía española en general.
Estas reuniones constatan el entramado político que la izquierda tiene en Iberoamérica y la amenaza que representan para Colombia.
Colombia se presenta como la próxima prueba para la democracia en Iberoamérica. De ganar Petro, el crecimiento económico del país se vería comprometido, los grupos terroristas que han sido poco a poco desplazados hacia Venezuela en busca de cobijo y protección del gobierno de Nicolás Maduro podrían regresar y transitar de un país a otro sin que nada los detenga.
Y qué decir del más del millón de desplazados venezolanos que se encuentran en Colombia, de ganar Petro las elecciones, muchas de estas personas se verían forzadas a regresar a Venezuela.
Esperemos que las fuerzas democráticas colombianas sean capaces de dar a conocer a sus ciudadanos el peligro de elegir a personajes como Gustavo Petro; pero también, de tomar los correctivos necesarios para que sus ciudadanos no se vean en la tentación de votar por personajes como este.
Los países que caen en las garras del populismo, son aquellos cuyos ciudadanos generalmente se sienten frustrados ante la gestión de los partidos tradicionales, ante la imposibilidad de crecer económica y socialmente; uno de los ejemplos más claros es el de Venezuela que, después de más de veinte años de haber caído en la estafa de Hugo Chávez y haber sufrido la destrucción total de su modelo de vida, no se vislumbra a día de hoy, una salida de la pesadilla que significa el socialismo del siglo XXI.
Hermanos colombianos, no dejemos que lo peor de Colombia, lo peor de España y; en definitiva, lo peor de Iberoamérica comprometa el futuro y el destino de los colombianos.