Las migraciones no han parado de suceder desde inicios de la humanidad, pero en las últimas décadas su visibilidad se ha incrementado, producto del avance de la tecnología y las nuevas formas de comunicar.
Los motivos de las migraciones también han cambiado, todos piensan que inmigración es sólo producto de conflictos armados o guerras, pero actualmente se le suma temas como desastres naturales, crisis humanitaria y económicas, pero todos ellos tienen un solo fin: el VIVIR, el derecho a la VIDA.
Se han modernizado hasta las vías de migrar, a las clásicas como caminar, barcos y balsas rudimentarias hemos pasado a aviones. No sólo se migra a territorios cercanos, sino que ahora lo puedes hacer a cualquier parte del mundo.
Lo que no ha cambiado son las fases que vive el migrante en su nueva aventura/desdicha.
Aun cuando la migración sea voluntaria, es decir, que la persona toma de forma consciente la decisión de cambiar de país y se prepara para ello, siempre hay situaciones propias del ser inmigrante que lo harán sufrir, madurar y avanzar.
Las migraciones no voluntarias, aquellas que se producen por circunstancias ajenas a la voluntad de la persona y que se ve como única salida para seguir viviendo, son las más dolorosas y las que hacen repensar el verdadero sentido de la vida.
Los expertos ya acuñan el término de «duelo migratorio», tratando de dar respuestas científicas al caos en el que se convierte la vida de estas personas.
Cuando los psicólogos hablan del duelo migratorio hacen referencia a la pérdida, un migrante pierde su vida anterior, una vida que incluye:
* Los estudios/títulos obtenidos, quienes son profesionales en la mayoría de los casos no pueden renovar sus carreras ya sea por la falta de recursos económicos, porque la carrera no puede ser revalidada sino deben estudiarla desde cero (como los abogados), porque en medio de la huida dejan los documentos que acreditan esos estudios en su país de origen.
* Su estatus económico cambia para peor, sus ingresos son menores y muy precarios, los trabajos que se le ofrecen están mal pagados, sin protección legal y muchas veces solo consiguen los «trabajos en negro», la explotación laboral está a la orden del día.
* Pierden sus espacios personales, quienes tenían sus propias casas/viviendas, un completo espacio con diversas áreas donde hacer vida pasan a una habitación con espacios compartidos con extraños, esa habitación se convierte en dormitorio, comedor, oficina, guardería, almacén, espacio de recreación, etc. Quienes antes contaban con espacios para cada cosa pasan a vivir en un 2×2. Familias enteras pasan de vivir en casas donde cada uno tiene su espacio, lo adornan a su gusto, sin que ningún extraño toque sus cosas, a todo lo contrario.
* Se pierde la cercanía de las amistades y familiares, a pesar de que la tecnología acorta las distancias en esta época, el contacto físico, el estar presente en las celebraciones como cumpleaños, navidad, año nuevo, etc., es fundamental, dejando espacio a la tristeza, la añoranza, la depresión, la desilusión.
* Se pierde la propia identidad, el migrante tiene que luchar mentalmente con un pensamiento recurrente: «yo era vs. ahora quién soy». El «yo era» no es más que el reconocimiento a todos los logros que hicieron en su país de origen, producto de sacrificios personales y familiares para que ese objetivo se alcanzará, pero el objetivo es otro y en otras circunstancias, así que se cuestiona quién es ahora.
Todos los migrantes pasan por el camino de las pérdidas, en mayor o menor grado, por eso es importante que se identifique ese duelo y se trabaje en lo personal/familiar para lograr dar respuesta a ese: ahora quién soy.
¿Qué hacer con el duelo migratorio?
Lo primero es entender que el “duelo migratorio” se refiere a la experiencia emocional y psicológica que experimentan las personas migrantes al dejar su país de origen y adaptarse a un nuevo lugar.
Este proceso de transición puede ser muy estresante y desafiante para el migrante, ya que a menudo implica tener que ajustarse a un nuevo idioma, cultura, sistema político y social, y trabajar para establecer relaciones y redes de apoyo.
Aunque no es un término oficialmente reconocido por la psicología clínica, el duelo migratorio se ha convertido en un tema cada vez más importante en las investigaciones y las discusiones sobre la salud mental y el bienestar de los migrantes. Los expertos sugieren que es importante incluir el duelo migratorio en el tratamiento y la atención de salud mental de los migrantes, para ayudarlos a desarrollar estrategias de afrontamiento y adaptación saludables.
El duelo migratorio es un proceso emocional complejo que puede presentar diversos síntomas, revisa que tienes algunos o todos de ellos con el fin de identificar si lo estás padeciendo, teniendo en cuenta que estos pueden variar según la persona. Alguno de los síntomas comunes del duelo migratorio puede incluir:
- Sentimiento de incertidumbre o ansiedad relacionados con el futuro.
- Pérdida de lazos afectivos y sociales.
- Sentimientos de nostalgia y añoranza por el país o lugar de origen.
- Dificultad para adaptarse a la nueva cultura o entorno.
- Problemas para establecer relaciones sociales y afectivas.
- Sentimientos de tristeza, inseguridad, aislamiento y soledad.
- Desmotivación y falta de energía para actividades cotidianas.
- Dificultad para concentrarse y tomar decisiones.
- Problemas para conciliar el sueño o dormir demasiado.
- Irritabilidad, enojo o frustración.
Es importante mencionar que los síntomas varían en cada persona y el duelo migratorio puede durar diferentes periodos de tiempo, algunos lo superan rápidamente mientras que otros pueden tardar años en adaptarse completamente al nuevo entorno.
Algunos que pueden estar leyendo este artículo son migrantes, y lo que escribo lo sienten en “carne propia”, pero ustedes no son los únicos, hay millones que están pasando lo mismo que ustedes, así lo demuestra el informe que sintetizo a continuación.
La migración en cifras
De acuerdo con el informe sobre las migraciones en el mundo del año 2022 realizado por Naciones Unidas, en el 2020 vivían en un país distinto de su país natal, casi 281 millones de personas, es decir, 128 millones más que 30 años antes, en 1990 representaban 153 millones, y más de tres veces la cifra estimada de 1970, que equivalía a 84 millones.
Entre los países con más migraciones Europa emerge como el principal destino con 87 millones de migrantes que equivalen al 30,9% de la población migrante internacional, seguida muy de cerca por Asia con 86 millones, el 30,5%. Por su parte, América del Norte es el destino de 59 millones de migrantes internacionales, es decir el 20,9%, y a África el de 25 millones, con el 9%.
Cabe destacar que el número de migrantes internacionales de América Latina y el Caribe se ha duplicado con creces en los últimos 15 años, de 7 millones ha llegado a 15 millones, lo que representa que esta región recoge el 5,3% de los migrantes internacionales. Por su parte, Oceanía cuenta con alrededor de 9 millones de migrantes internacionales aproximadamente el 3,3% del total.
Asimismo, el informe señala que Estados Unidos ocupa el primer lugar entre los principales países de destino con más de 51 millones de migrantes internacionales, mientras que Alemania ha pasado al segundo lugar como el destino más importante con casi 16 millones de migrantes internacionales y Arabia Saudita en el tercer puesto con 13 millones. No podemos dejar por fuera en este ranking a la Federación Rusa y el Reino Unido quienes completan el grupo de los cinco principales países con destino con 12 y 9 millones cada uno de migrantes internacionales.
Debemos observar también a los países emisores de migrantes, con casi 18 millones de personas residentes en el extranjero es la India quien tiene la mayor población de emigrantes del mundo y ocupa el primer lugar entre los países de origen. En el ranking tenemos en el segundo lugar a México con 11 millones de inmigrantes, la Federación Rusa en el tercer país de origen cerca de China, cuentan cada uno con 10,8 millones 10 millones, respectivamente, y en el quinto lugar conseguimos a la República Árabe Siria con 8 millones de nacionales viviendo en el extranjero.
Las estadísticas también nos revelan la edad de las personas que migran y su género. Para el 2020 alrededor del 78% de los inmigrantes internacionales eran personas de edad para trabajar, es decir entre 15 y 64 años. Cuando lo descomponemos en género vemos que la proporción entre hombre y mujeres varía un poco en la mayoría de los países, salvo un par de regiones que veremos más adelante.
Los migrantes trabajadores de sexo masculino para el año 2000 eran el 50,6% (88 millones) para los hombres y el 49,4% de las mujeres y niñas (86 millones), aumentando drásticamente en el año 2020, cuando los trabajadores migrantes varones representaban el 51,9 % (146 millones) y las mujeres o niñas un 48% (135 millones).
El tema de los migrantes internacionales trabajadores da mucha tela para cortar, entre los beneficios económicos que obtienen los países receptores y emisores, las remesas, los beneficios colaterales, entre otros, he decidido hablarles en otro artículo de forma más extensa para que entendamos la importancia de los migrantes en la economía mundial.
Pero todos debemos tener conocimiento que el Pacto Mundial para la Migración Segura Ordenada y Regular contiene el compromiso de mejorar la cooperación internacional con respecto a la migración y la recopilación de datos sobre este fenómeno y de investigaciones en análisis para entender mejor las tendencias y la evolución de los patrones y procesos.
¿Cómo afrontar el duelo migratorio?
Afrontar el duelo migratorio puede ser un proceso difícil, pero en algunas estrategias se puede facilitar el proceso de adaptación y superación. Algunas de las estrategias útiles para afrontar el duelo migratorio son:
- Reconocer y aceptar los sentimientos: Es importante identificar las emociones y sentimientos que se experimentan durante el proceso de adaptación. Aceptar que el cambio de país o de entorno puede generar tristeza, ansiedad, nostalgia y otros sentimientos, es el primer paso para enfrentar y superar el duelo migratorio.
- Buscar apoyo: Mantener contacto con familiares, amigos y personas con experiencias similares, ya sea en persona o mediante redes sociales e internet, puede ayudar a sentirte acompañado y acogido durante el proceso.
- Aprender sobre la nueva cultura y entorno: Conocer la cultura, las costumbres y la gente del nuevo lugar de residencia, puede ayudar a comprender y adaptarse más fácilmente a la nueva realidad.
- Participar en actividades sociales y de ocio: Mantenerse ocupado y encontrar actividades divertidas e interesantes para hacer en el nuevo entorno puede ayudar a crear una red social y un sentido de pertenencia.
- Pedir ayuda profesional: Si los síntomas del duelo migratorio persisten o empeoran, puede ser útil y buscar ayuda de un profesional de la salud mental que pueda ayudar pueda brindar apoyo y opciones terapéuticas adecuadas.
En resumen, las pérdidas de los migrantes es un proceso normal relacionado con la adaptación a una nueva realidad. Aceptar y abordar los sentimientos asociados al cambio, busca apoyar y participar activamente en la nueva vida pueden ayudar a superar el duelo migratorio.