La mujer, en la Nicaragua actual, es sujeto vertebrador y esencial de la sociedad. Asume papel protagónico en todos los procesos de cambios y avances en el país. Un breve recuento de ello: en el movimiento sandinista, la participación femenina es parte medular de su naturaleza y se remonta a los tiempos de la lucha del General Augusto C. Sandino. En las filas de su Ejército es larga la lista con nombres de mujeres que desempeñaron diferentes responsabilidades en la montaña y la ciudad. Al ser preguntado por el papel que jugó la mujer en aquella lucha del primer tercio del siglo XX, Sandino decía: «Oportunamente me encargaré de una publicación especial para rendirle a estas mujeres el homenaje que merecen, pues sus nombres y sus hechos constituyen una verdadera gloria para Nicaragua y deben incorporarse a la Historia Patria…»
En los años 60 y 70 del pasado siglo, durante la lucha por derrocar a la dictadura somocista, las mujeres nicaragüenses se integraron masivamente al Frente Sandinista y desempeñaron un rol esencial en todos los niveles de la organización revolucionaria. Influenciado por esta activa participación femenina, y conocedor de la realidad de marginación que vivían nuestras mujeres, el FSLN en su programa histórico formulado mucho antes del triunfo revolucionario de 1979, plantea la necesidad urgente de reconocer la igualdad de derechos y oportunidades entre hombres y mujeres en todos los ámbitos de los derechos humanos, políticos, culturales, económicos y sociales.
Al triunfo de la Revolución Popular Sandinista en 1979 la mujer nicaragüense protagonizó un gran momento de nuestra historia. La participación de la mujer fue total en todas las áreas, tareas y esfuerzos que el momento demandaba. En la alfabetización, en las jornadas de salud, en las milicias populares, en las jornadas de cortes de café, algodón, caña de azúcar, en las brigadas que llevaron la cultura a todos los rincones del país, en los mandos del ejército y la policía, en las organizaciones sociales y los ministerios, estuvo presente de forma masiva el trabajo, la inteligencia, la sensibilidad y la alegría de la mujer.
Aunque el gobierno revolucionario sandinista aprobó una constitución política en 1987 que recoge y define claramente que la mujer en Nicaragua tiene los mismos derechos y oportunidades que los hombres y obliga al Estado a promover espacios de igualdad, en los años noventa las políticas neoliberales aplicadas en el país, limitaron el papel de la mujer en la sociedad, cerrando esos espacios de participación abiertos por la Revolución y negándolas como sujetos colectivos del desarrollo y el progreso del país. Esas políticas discriminatorias hacia el colectivo femenino aplicadas por los neoliberales, hicieron recaer en las mujeres el impacto mayor de sus políticas excluyentes y empobrecedoras.
Es a partir del 2006, al volver el Frente Sandinista al gobierno de Nicaragua, que el estado ha vuelto a asumir sus responsabilidades activando mecanismos y políticas encaminadas a estimular el protagonismo de la mujer en el devenir político, social, cultural y económico del país. Desde el primer día de su gestión, el Gobierno de Unidad y Reconciliación Nacional, puso en marcha programas económicos dirigidos a promover y potenciar esa participación. Programas como «Hambre Cero«, «Usura Cero» «Techo Solidario» «Programa Alimentario de Semilla» y la entrega de títulos de propiedad urbanos y rurales han beneficiado directamente a las mujeres del campo y la ciudad y han abierto espacios para que hoy aporten de manera activa a la economía del país y sean factor esencial de las políticas de desarrollo sostenible, que impulsa el gobierno.
En sus acciones positivas para la defensa y promoción de los plenos derechos de las mujeres y su inclusión igualitaria en la sociedad, en 2014 el gobierno sandinista impulsó una reforma de la Constitución Política de Nicaragua en la que se instituye como ley que el 50 por ciento de mujeres y el 50 por ciento de hombres, en complementariedad, ocupen los cargos institucionales relevantes del país, hecho que coloca hoy a Nicaragua entre los primeros países del mundo con igualdad de participación de hombres y mujeres en el Ejecutivo, Parlamento y Municipalidades, así como en el avance de reducción de la brecha económica de género. De acuerdo a informes de la ONU estos resultados” son atribuibles en gran medida a un claro compromiso político del gobierno nicaragüense al más alto nivel de toma de decisiones y a una cultura política genuinamente sensible al género”.
Todos esos esfuerzos hechos por el gobierno sandinista en la actualidad, han logrado avances muy positivos en el camino por la equidad de género. Según la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) en su informe anual 2017, hoy el 48 por ciento de las mujeres nicaragüenses mayores de 15 años participan de manera plena en la actividad económica del país. Esto ha permitido, no sólo una recuperación económica en Nicaragua, sino que el modelo socio-productivo de la Nicaragua actual sea estable y brinde frutos sólidos en contra de la desnutrición infantil, la erradicación de la pobreza y la desigualdad en todos los ámbitos.
Hombres y mujeres somos desafíos y soluciones y hoy, en Nicaragua, caminamos en una misma dirección alrededor de un programa y un proyecto de Nación integral y lucha por una sociedad de igualdad y oportunidades para todas y todos.
José Aragón, pintor y crítico cultural nicaragüense residente en Barcelona