La inseguridad en España es una realidad que cada día agobia a más personas a lo largo y ancho de nuestra geografía. Una realidad con muchas caras y distintos orígenes.
El «bulling» en el colegio. El acoso ejercido sobre una chica que camina sola por la calle e incluso acompañada, dependiendo del número de acosadores, el lugar y la hora a la que se produzca el acoso. Robos, hurtos y vandalismo en general. Violaciones salvajes y; últimamente, cada vez más, asesinatos sin sentido.
Entre las noticias de sucesos más destacadas de los últimos días, se encuentra, la que comenta la detención del presunto autor de la violación a una menor de edad en Igualada, Barcelona, el día de Halloween del año pasado. La noticia colocó a la inseguridad nuevamente en el punto de mira, no sólo por recordar la atrocidad del hecho, sino porque resalta la ineficacia de nuestro sistema judicial en estos casos. Y es que la violación de Igualada se pudo evitar.
También llaman la atención, los asesinatos cometidos por bandas latinas. Bandas importadas de Centro América, dedicadas al robo y tráfico de drogas. En Madrid, por ejemplo, las luchas entre las distintas bandas por el control de «territorios», ha causado la muerte de cuatro jóvenes en lo que va de año. Todos murieron por heridas causadas con cuchillos y machetes. ¿Se pudo evitar alguno de estos asesinatos? Seguramente que sí.
La delincuencia en sí tiene diversas razones de ser; distintas causas, que las autoridades deben identificar para actuar contra ellas y evitar que se cometa ningún crimen. En los casos de la violación de Igualada y de los asesinatos cometidos por bandas latinas; tanto el violador, como la gran mayoría de los integrantes de las bandas son inmigrantes.
El violador de Igualada es un inmigrante que ya contaba con antecedentes penales por distintos delitos de abuso sexual. Lo mismo pasa con los miembros de bandas latinas. El último en morir estaba siendo investigado por el asesinato de un menor de quince años, ocurrido hace menos de tres meses y ya había sido interrogado, por la muerte de otro joven también a principios de este año.
Los inmigrantes que cometan delitos deben ser expulsados del país, si eso hubiese sucedido, la violación de igualada – así como muchos otros crímenes- no se hubiera producido. Lo mismo debe ocurrir con los integrantes de bandas latinas. Incluso aquellos que son españoles de primera generación, ya que, a diferencia de lo expresado por la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, un papel podrá declarar el estatus legal de una persona, pero no, su cultura, su crianza y sus valores, esos, que son los que de verdad dan un sentimiento de pertenencia a un grupo de personas, y que llamamos nacionalidad. Eso, viene dado en el seno familiar.
Y esto a su vez, me lleva a otro punto, que une a la mayoría de los criminales, ya sean españoles de origen, de primera generación o, inmigrantes legales o ilegales. Las familias desestructuradas.
Las causas que llevan a una familia a dividirse o romperse son variadas. La falta de uno o ambos progenitores, las drogas, el alcohol, el desempleo, la falta de una educación formal, así como la falta de trabajo y oportunidades, generan delincuencia. En todas ellas, tiene la obligación de actuar el estado.
La delincuencia no se va a acabar solamente aumentando el número de funcionarios policiales. La solución a la inseguridad pasa por un programa integral que atienda cada una de las causas que generan la inseguridad.
El estímulo de los valores ciudadanos. Un sistema educativo serio y despolitizado en el tiempo. El desarrollo de la economía para mejorar la vida de los ciudadanos. La lucha contra las drogas y la prostitución, contra las mafias de tráfico de personas, que presionan nuestras fronteras día a día y el endurecimiento de las leyes migratorias, especialmente, aquellas que regulan los procesos de adquisición de la nacionalidad española, pasando por algo tan sencillo como lo es la limpieza, la iluminación y el ornato de calles, plazas y parques. Todo esto y más aún entra en la lucha contra la delincuencia y la inseguridad.
Es necesario que se empiecen a tomar las acciones pertinentes en estos casos; de lo contrario, la inseguridad y sus efectos nocivos para la sociedad, crecerá irremediablemente, dificultando su erradicación.