Cuando un gobierno indulta a alguien, busca lanzar un mensaje a la sociedad, por lo general, de magnanimidad y de justicia. Casi siempre otorgado a delitos relativamente «menores» y siempre -o así debería ser-, después del arrepentimiento del criminal condenado.
Esto no es lo que pasa en la España socialista del siglo XXI de Pedro Sánchez y sus socios, ni por el mensaje que transmite al país, ni por los tipos de delitos perdonados, ni mucho menos, por el arrepentimiento de los criminales condenados.
Hace unos días se conoció la aprobación en consejo de ministros del otorgamiento de un indulto parcial a favor de María Sevilla, presidente de Infancia Libre, que había sido condenada a dos años y medio de cárcel por haber secuestrado durante más de un año a uno de sus hijos.
La pena fue reducida a dos años, por lo que no tendrá que cumplir la condena, debido a que no presenta antecedentes penales previos.
Da igual que ninguna de las denuncias que María Sevilla interpusiera contra el padre de su hijo por maltratos prosperara, da igual que los servicios sociales confirmen la mejoría presentada por el menor desde que vive con su padre y alejado de su madre, da igual que el juez diga que la condenada no ha manifestado arrepentimiento alguno, o que incluso, haya manifestado públicamente que lo volvería a hacer -secuestrar a su hijo-; por si fuera poco, ha dado igual que el propio joven haya manifestado el miedo hacia su madre y desmentido sus argumentos.
Da todo igual cuando el objetivo del gobierno es crispar, dividir y mantener enfrentada a la sociedad. Al quedar obsoleto el discurso de lucha de clases, la única forma de mantener vivo a este cáncer llamado socialismo, es migrar esa lucha a los ciudadanos, a todos los niveles y en todos los ámbitos.
También se indultó en noviembre del año pasado a Juana Rivas, que había sido condenada en firme a más de dos años de cárcel por el secuestro de sus hijos.
Los indultos solo son otro frente de esa guerra abierta contra las instituciones, la democracia y los ciudadanos.
Otro ejemplo, es el indulto a los responsables del golpe de estado en Cataluña, quienes, a pesar de haber sido condenados, nunca se arrepintieron de sus actos, por el contrario, manifestaron que lo volverían a intentar.
Estas decisiones atacan no solo nuestros principios y valores como sociedad, atacan las bases de nuestro sistema político al enviar el mensaje de que casi no importa lo que hagas, siempre que lo que hagas esté dentro de los intereses políticos del gobierno. No importa que las instituciones se pronuncien, siempre es posible salirse con la suya -la de este gobierno-.
Es imposible pensar que los miembros del gobierno no se den cuenta del daño que hacen. No cabe la ingenuidad de pensar que sus acciones buscan realmente el bien, la justicia o la concordia. Solo hay intención malsana. La intención de mantenerse en el poder a cualquier costo y por el mayor tiempo posible. Como he dicho siempre, este gobierno no es débil, aquellos que siempre intentaron llegar al poder por cualquier medio, por fin lo han conseguido con Sánchez y no se lo van a dejar arrebatar tan fácilmente.