El pasado martes, diez de mayo, un nuevo capítulo en esta tragedia griega que vivimos en España y que no es otra que el gobierno de Pedro Sánchez fue escrito. Se destituyó a la directora del Centro Nacional de Inteligencia CNI, Paz Esteban.
La versión oficial es que no fue una destitución, fue una brecha en la seguridad nacional debido al espionaje realizado al presidente del gobierno Pedro Sánchez y varios ministros como el de interior, Fernando Grande Marlaska, o la de defensa, Margarita Robles. Dicha brecha de seguridad fue confirmada en un informe por el Centro Criptográfico Nacional CCN, adscrito al CNI.
Todo comenzó hace dos semanas aproximadamente, cuando los independentistas catalanes, acusaron al gobierno de ser responsable de los ataques de espionaje a varios de sus cabecillas. Hasta aquí todo normal, era la acusación de un grupo que quiere reventar la unidad nacional, así que no debería de pasar de eso, de una acusación, sin embargo, este grupo es parte del gobierno de España.
El gobierno depende políticamente del apoyo de ERC y del apoyo de EH Bildu, los herederos de la banda terrorista ETA, para que Pedro Sánchez siga en la Moncloa.
Sin pensarlo, el gobierno prometió investigaciones formales para dar con los responsables, además, modificó el reglamento de la mesa de secretos oficiales en el Congreso para poder dar ingreso a los miembros de ERC y BILDU. Aquellos que reniegan de España ahora tienen acceso a los secretos del estado al que quieren desmembrar.
Viendo que sus socios, lejos de conformarse, pidieron el cese de la ministra de Defensa, Margarita Robles y de la directora del CNI, Paz Esteban, Pedro Sánchez declaró que él mismo también había sido víctima de un ataque de espionaje, así pues, fue la directora del CNI quien, a pesar de haber demostrado que hizo su trabajo, terminó pagando el alquiler de la Moncloa hasta el próximo escándalo.
Es inaceptable, que las ansias de poder de un pequeño grupo de personas debiliten y dañen a todo un país, a millones de personas. Porque son muchas y a todos los niveles, las veces en las que se ha antepuesto la continuidad de este gobierno en el poder, al interés de los españoles.
El cambio de la directora del CNI. La incorporación a la mesa de secretos oficiales de ERC y BILDU. El cambio del Tribunal de Cuentas para que fuera el dinero público el que pagara las multas de los condenados independentistas catalanes. Los indultos a estos mismos condenados, evitando que cumplieran sus condenas. El acercamiento de los presos etarras, sin haber expresado arrepentimiento siquiera, sin ayudar a resolver los más de trescientos asesinatos, de los que todavía no hay culpables.
El deterioro del currículo escolar. El crecimiento desproporcionado de empleados públicos. La mala gestión económica. La ineficacia en materia de inmigración, y de acciones contra la ocupación ilegal -salvo que seas de UGT u otro socio del gobierno- o los narco pisos, que afectan irremediablemente a la inseguridad que se vive en toda España.
El peor gobierno que pueda tener España es este, sin lugar a duda.
Su próximo paso, intentar modificar el Consejo General del Poder Judicial CGPJ para luego renovar los magistrados correspondientes del Tribunal Constitucional. Para esto necesita la complicidad del PP, que parece dispuesto a mostrarse como comodín de Sánchez para las próximas elecciones generales. Esperemos que prive el sentido común. De todas formas, eso lo veremos después de las elecciones andaluzas.