Representantes del grupo de partidos pertenecientes al «Frente Amplio Venezuela Libre», presentaron un comunicado el día martes indicando su participación de forma oficial en las elecciones regionales del 21 de noviembre de este añoguaidonego.
Es verdaderamente triste la situación de Venezuela, un país que no supo sacar provecho a su pontencial humano y de recursos naturales para construir un futuro estable y seguro para sus ciudadanos.
Un país lleno de hombres y mujeres excepcionales en todos los ámbitos de la vida que no pudo ganar la batalla contra el populismo, la comodidad y la tan dañina «viveza criolla», personificada en la penosa frase «todos los días sale un pendejo a la calle y que lo agarre se lo queda».
Un país cuyos líderes políticos probos y honestos no fueron capaces de hacer frente a la corrupción y al amiguismo que más pronto que tarde dieron al traste con la ingente entrada de recursos económicos provenientes de la nacionalización de las industrias básicas -petrolera y minera-.
Una corrupción y un amiguismo que a lomos de esa viveza criolla, se extendió a todo el país y permeó todas y cada una de las esferas de Venezuela, propiciando el descontento y la frustracion en el grueso de la población y; como no, montando la mortal trampa de la anti-política.
Así, era prácticamente imposible escapar de nuestro destino, ser víctimas nuevamente de otro embaucador, esta vez, uno apoyado por tramoyistas profesionales como los cubanos y, ayudado por ese destino caprichoso, que quiso que todos los factores confluyeran para darnos los mayores ingresos por concepto de renta petrolera jamás alcanzados; sin duda, una amarga lección que seguiremos pagando durante muchos años.
Hugo Chávez terminó de sellar la caída de Venezuela, al aliarse internacionalmente con Rusia, China e Irán -aliados de Cuba-, era la única forma de seguir robando; seguir en el poder y; por supuesto, con impunidad.
El régimen venezolano fue poco a poco desarrollando eso que llamaron una «dictablanda»; es decir, un régimen autoritario plagado de elecciones que le daban legitimidad; además, Chávez tenía el dinero del petróleo, dinero que repartía dentro y fuera de Venezuela a cualquiera que le ayudara a lavar la cara del régimen o a mirar a otro lado.
No olvidemos que el apoyo -y la condena del régimen chavista- por parte del grueso de la comunidad internacional se dio sólo cuando el drama era tal, que los venezolanos empezaron a emigrar desesperados a los países vecinos de América Latina, poniendo en riesgo la estabilidad económica, política y social de la región.
La trampa del chantaje siempre estuvo presente por parte del régimen gracias a los recursos petroleros y al populismo implementado: «si participan obtendrán lo que queramos y si no participan no obtendrán nada», ese chantaje es el que se sigue utilizando hoy en día.
Así pues, en este escenario político donde el régimen autoritario chavista se quiere lavar la cara y legitimarse nuevamente mediante elecciones, la oposición dice presente a mano alzada con un pronunciamiento cuando menos reprochable y opaco en varios puntos.
Una cosa es que la política no sea lineal y otra que las estrategias cambien del negro al blanco de un día para otro sabiendo que los objetivos no se van a cumplir, eso no es flexibilidad; cuando mucho, una «acomodación» desmesurada al momento, circunstancias y/o coveniencias.
Si para poder atender la agenda social es necesario atender la agenda política primero ¿por qué no se mantuvo la agenda política desde el principio?. Conseguir prebendas políticas para conseguir alguna conseción en lo social y decir que se está haciendo algo para cambiar al régimen, no es encargarse de la agenda social, es simplemente dar largas a los problemas del país.
Por supuesto que no se puede esperar a tener el cien por ciento de las garantías para participar, pero, es que nunca hubo el cien por ciento de garantías y se participaba igual y no fuimos capaces de salir de la dictadura, ¿por qué ahora sería distinto?
Si las concesiones que se han logrado para participar en estas elecciones -como habilitaciones o excarcelaciones- han sido gracias a la negociación que se lleva a cabo en México, no olvidemos que ésta ha sido posible gracias a las sanciones impuestas por los EEUU durante la adminstración Trump; las mismas sanciones que el régimen quiere que se desmonten para seguir negociando.
En fin, que no se puede negociar con criminales ni terroristas y el régimen chavista está plagado de ellos tanto interna como externamente.
Los venezolanos -niños, adultos y ancianos por igual-, siguen muriendo por falta de transplantes, por falta de medicinas e incluso, de alimentos; la desnutrición no retrocede, la educación pública es casi inexistente, los servicios básicos son cada día más deficientes, no hay gasolina, la delincuencia hace de las suyas y un sin fin de carencias, humillaciones y penurias creadas, fomentadas y manejadas por el chavismo a su antojo para mantener el control y el poder en Venezuela.
Los criminales no van a negociar jamás para que los saquen del poder, serán criminales, pero no son tontos, tienen más de veinte años demostrándoselo al mundo entero.
Las buenas intenciones son necesarias pero nunca suficientes, menos lo son en política y menos aún en un país con la situación de Venezuela ante criminales como el régimen chavista.
La presión a nivel nacional e internacional son fundamentales, así como las sanciones; y esa presión, será determinante a la hora de exigir el cumplimiento de la sentencia de la Corte Penal Internacional contra los crímenes de lesa humanidad cometidos por el régimen chavista; esa será, la verdadera oportunidad de acabar con el régimen y darle otra oportunidad a Venezuela.