El chavismo solo es superado en ineficiencia, desidia e incapacidad por el propio chavismo. No hay duda, este movimiento político-criminal debe ser lo peor que ha podido azotar esta tierra en toda su historia. No se le compara con ninguna guerra, peste o desastre natural. Pero como si esto fuera poco, también hay que agregarle al drama que vivimos el nivel de sadismo y perversidad con el que es ejecutada la destrucción de Venezuela. Mientras millones de víctimas sufren las consecuencias de las acciones unos pocos, estos bailan, ríen y mienten por televisión, como si celebraran haber hecho de nuestras vidas una total desgracia.
Una de las tantas desgracias del chavismo en estos veinte años es haber reducido nuestra existencia a condiciones de vida tan paupérrimas que es difícil encontrar un ser humano en el mundo dispuesto a soportarlas. Ni en las zonas más deprimidas del planeta se vive sin los servicios más básicos, sin nadie a quien pedir ayuda, en un estado total de vulnerabilidad e indefensión, un estado que se asemeja mucho a esas pesadillas donde aunque quieres gritar te quedas mudo, esas donde te quieres mover y no puedes porque te has quedado inmóvil. El chavismo es frustración, es desprecio por el otro, es odio al pueblo.
Mientras escribo este artículo Venezuela cumple más de veinte horas sin energía eléctrica y a los bandoleros que han secuestrado las instituciones no se les ocurrió otra mejor idea que culpar al “imperio”. Como si en los EEUU tuvieran la culpa que aquí una mafia de corruptos se haya robado el dinero destinado a la ampliación del sistema eléctrico del país, como si Marco Rubio tuviera la culpa que tras años de abandono, deserción del personal capacitado y falta de inversión, el sistema eléctrico colapsara, como ha colapsado todo en este país. Hay que ser bien desgraciado en la vida para burlarse de esa manera de los venezolanos.
Lo peor de esta historia es que como en el pasado no habrá culpables, solo excusas. Ni siquiera sabremos cuántos murieron tratando de llegar a sus casas en medio de las oscuridad, cuántos enfermos conectados a una máquina para vivir no resistieron. Estos nuevos crímenes también quedarán en el oscurantismo del socialismo, esperamos que no para siempre, porque esto es sencillamente insostenible y con el final de esta tragedia no solo llegará la luz para millones de hogares venezolanos, sino también la justicia.