Del Medio Humano al Medio Ambiente, somos responsables

El año 1968 y la preocupación en la ONU por el medio ambiente.
“Estocolmo+50: un planeta sano para la prosperidad de todos. Nuestra responsabilidad – nuestra oportunidad”(1), así se denomina la reunión internacional que se realizará el 2 y 3 de junio 2022 en ocasión a los 50 años de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio Humano realizado entre el 5 y 16 de junio de 1972, precisamente en Estocolmo.
La Conferencia de 1972 se ha llegado a comparar con la Declaración de los Derechos Humanos pero en materia del medio ambiente, en el mismo marco de aquella Conferencia de 1972, es oportuno destacar, en primer lugar que se aprobó dedicar todos los 5 de junio a conmemorar el Día Mundial del Medio Humano, que según los propios antecedentes que registra la ONU empezó a celebrarse a partir de 1974 y en segundo lugar, se acordó la creación del Consejo de Administración del Programa de Naciones Unidas para el Medio Humano, que hoy conocemos como PNUMA, Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente.
Los motivos o argumentos que sirvieron de inspiración para avanzar en la concreción de la Conferencia de 1972, se pueden revisar en el contenido de la Resolución que un 3 de diciembre de 1968 (2) acordó la convocatoria y preparación de aquella Conferencia de 1972, a saber:
1.- El alerta por las profundas modificaciones que en la relación del hombre con su medio estaba generando el progreso tecnológico y científico, que si bien, expresamente se reconocía que ello podría generar “oportunidades sin precedentes para modificar y moldear el medio humano” a fin de satisfacer las necesidades y aspiraciones del hombre; se advertía que ello también acarreaba “graves peligros si no se controlan debidamente”.
2.- El deterioro constante y acelerado de la calidad del medio humano por factores como:
-La contaminación del aire y de las aguas.
-La erosión y otras formas de deterioro de los suelos.
-Los desechos.
-El ruido.
-Los efectos secundarios de los biocidas, que se ven acentuados por el rápido crecimiento de la población.
-La urbanización acelerada.
3.- La preocupación por los efectos que esos factores señalados estaban generando sobre la “condición del hombre, su bienestar físico, mental y social, su dignidad y su disfrute de los derechos humanos básicos.»
4.- Consciencia sobre la necesidad de intensificar a nivel internacional, regional y nacional los esfuerzos para limitar, y de ser posible, eliminar el deterioro del medio humano, con el objeto de proteger y mejorar el ambiente natural, en interés del hombre.

De los problemas ambientales a nuestro papel como individuos.

Entonces a partir de 1972 los problemas ambientales empiezan a buscar espacio en la agenda política global, a concretar acuerdos, pactos o convenios y profundizar la comprensión sobre el papel del Estado y sus gobiernos en la búsqueda por frenar, limitar o incluso “eliminar” como se propuso en 1968, el deterioro medio ambiental en interés del hombre y a través de la preservación del ambiente natural.
Ahora bien, en el 2022 en ese evento de Estocolmo50+ se plantea una dimensión que denota un avance importante en la visión del problema global, y es el enfoque en la “responsabilidad” que todos tenemos en un contexto actual que nos obliga a reflexionar sobre la “oportunidad” que tenemos para frenar eso que llamamos los desafíos globales que claramente tienen un impacto en la vida de cada uno de nosotros.
Si algo hay que aprender de la pandemia, es que ante los fenómenos desconocidos no hay poder político, económico y militar, que sea capaz de predecir y enfrentarlos con éxito, y menos aún, si no se cuenta con la colaboración responsable de toda la ciudadanía para enfrentarlos, mientras la ciencia va identificando la realidad y la magnitud de esos fenómenos.
No podemos predecir qué nos espera, tampoco responder con miedo a un futuro que no conocemos, pero si es posible comprender que nuestra conducta y nuestro comportamiento en la actualidad representa una pieza clave en las soluciones que se construyan para enfrentar los llamados desafíos globales.
Tenemos que entender que somos parte de la solución, si así lo queremos, o bien parte del problema si no se aborda responsablemente los desafíos existentes a través de información adecuada, sensibilización e inclusión en las acciones y medidas que sean necesarias de adoptar.
«Nuestra responsabilidad», dice el título de la reunión planificada para junio 2022, ¿sabemos cuál es?.
Esa responsabilidad que nos llama a valorar nuestra contribución en las soluciones que se diseñen para enfrentar los desafios, es la misma a la que hizo referencia  el Informe sobre el Cambio Climático de agosto 2021 en el que se reiteró el origen humano de ese fenómeno, así como también, al llamado a la responsabilidad de los consumidores en la promoción del modelo de economía circular.
Resulta oportuno recordar, que ese mismo llamado a nuestra reflexión sobre nuestro papel en la solución de los problemas globales encontraron espacio en la agenda de la Conferencia de 1972 y también es posible encontrarla en la Encíclica Laudato Si, sobre el cuidado de la casa común, que desde el 2015 nos invitó a un diálogo con todos para valorar cómo estamos construyendo el futuro del planeta.
Precisamente sobre la responsabilidad de nuestras decisiones hace referencia la campaña de la ONU para el 5 de junio 2022 en el marco de la campaña de ese día titulada: #UnaSolaTierra, que intentará promover cambios profundos en las políticas y en nuestras decisiones para permitir una vida más limpia, ecológica y sostenible, en armonía con la naturaleza (3), sin duda cuando se habla de “nuestras decisiones”  debemos enfocarlas desde las políticas públicas y desde nuestro propio comportamiento.

Todos somos parte de la solución en un contexto de dificultades.

En septiembre 2021, el Secretario General de la ONU, António Guterres, en sus palabras ante la Asamblea General, advirtió que “estamos al borde de un abismo, y vamos en la dirección equivocada. Nuestro mundo nunca ha estado más amenazado, ni más dividido. Nos encontramos ante la mayor avalancha de crisis de toda nuestra vida”.(4)
Unas palabras que deben ser valoradas en el marco de los 50 años de aquella Conferencia de 1972 porque representan un marco referencial para valorar los avances, logros y obstáculos enfrentados durante esas décadas por distintas generaciones de hombres y mujeres que en su momento han contribuido desde sus espacios de poder político a concretar la hoja de ruta para enfrentar los desafíos planteados desde 1968.
Desde ese año 1968 cuando se acordó la Conferencia de 1972 la comunidad internacional expresó su compromiso con impulsar el desarrollo económico y social, atendiendo a tal fin los problemas del medio humano; ahora, reitero, el paso es abordar ese desarrollo incorporando la responsabilidad individual de cada uno de nosotros en ese proceso de construir soluciones para enfrentar los desafíos globales.
¿Somos parte de la solución o del problema?. Si somos parte de la solución ¿cómo se concreta esa responsabilidad de contribuir con la construcción de la solución?; hasta ahora la vía más clara, transparente, incluyente e institucional, no es otra que a través de la participación en la gestión pública, asumida como una responsabilidad cívica que tenemos por el hecho de sentirnos parte de una comunidad, tal y como nos lo recuerda la Carta Iberoamericana de Participación Ciudadana en la Gestión Pública. (2009)
Hay que tener claro, que la solución no está sólo en manos de la ONU, que hoy se ve a sí misma como un “bombero sin agua en la manguera” o una organización “sin dientes”, como ha afirmado su propio Secretario General (5), está en manos de los gobiernos, de las empresas y en nuestras propias manos.
Por último, resulta oportuno en esa reflexión que intento abrir en estas líneas sobre nuestra responsabilidad, citar una frase de la Proclama de la Declaración de la Conferencia de Naciones Unidas sobre el Medio Humano de 1972 que considero puede servir de marco para valorar los desafíos del presente y profundizar en nuestro papel como actores efectivos, a saber:
«Hemos llegado a un momento de la historia en que debemos orientar nuestros actos en todo el mundo atendiendo con mayor cuidado a las consecuencias que puedan tener para el medio.»  (6)
A 50 años ¿seguimos en ese mismo momento de la historia?
Carlos Romero Mendoza.
@carome31
https://iberoeconomia.es/opinion/nuestra-responsabilidad-a-50-anos-de-aquella-cumbre-sobre-el-medio-humano/
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Director de Asociación Civil Eccos de Paz. Estudioso e investigador de temas locales y de participación ciudadana, con experiencia en docencia universitaria y autor de varios libros y artículos sobre institucionalidad local.