Para bien o para mal, los destinos de las dictaduras latinoamericanas están unidos al destino de las dictaduras cubana y venezolana.
Parecía un día como cualquier otro en la isla de Cuba, con su gente ahogada en la miseria, el atraso y la carencia de alimentos, de servicios públicos y de oportunidades laborales o de desarrollo.
Pero nada más alejado de la verdad, este domingo 11 de Julio de 2021 será recordado como el día en que el pueblo cubano decidió salir a buscar algo distinto a una bolsa de comida, algo más que una señal de internet en una plaza pública para poder conectarse a internet y ver lo que pasa en el mundo; salió a buscar justicia y libertad.
Mientras escribo estas letras, leo que de acuerdo con @rtvmartí hay más de quinientos desaparecidos y de acuerdo a Rosa María Payá, hija del líder Opositor Oswaldo Payá -fallecido en extrañas circunstancias mientras era perseguido al parecer por miembros de los servicios de inteligencia cubanos- y exiliada en el exterior, hay varios fallecidos.
Hoy, varios días después, las protestas que comenzaron en la ciudad de San Antonio de los Baños y que se extendieron por toda la isla no han cesado, al igual que la represión de la dictadura castrista.
Como siempre, el libreto cubano para responder a la comunidad internacional ha sido el mismo que utilizan los regímenes dictatoriales allá donde gobiernan:
- Negar que exista un estallido social consecuencia de la naturaleza del propio régimen.
- Reforzar el discurso de víctima, acusando a los manifestantes de gusanos, traidores, mercenarios o cualquier otro calificativo y; por supuesto,
- Acusar a «las élites burguesas, capitalistas y patriarcales» comandadas por los Estados Unidos de América de financiar dichos actos.
Pero más allá de la respuesta del régimen castrista me importa que veamos la respuesta de España a esta situación y las implicaciones que podría tener en el devenir de otros países como Venezuela, Nicaragua y demás movimientos de izquierda de Iberoamérica…
Como era de esperar, la postura tibia y patética del gobierno español no se hizo esperar, frente a los comunicados y posturas de VOX, PP y Cs, el gobierno de Pedro Sánchez emitió un vergonzoso comunicado en el que pide a la dictadura reconocer el derecho a manifestar de la gente, la preocupación del gobierno español por la carestía que enfrentan los cubanos y se ofrece a ayudar como ha hecho con otros países de la región.
Y como si quisieran demostrar que el caradurismo y la simpleza del socialismo del siglo XXI español no tiene límites, viene el presidente Sánchez y con más cara que espalda espeta algo así como que Cuba es una dictadura, sí señor, pero deben ser los cubanos los que decidan hasta cuándo quieren seguir siendo humillados y sometidos por esas dictadura -faltaría más-.
Este es el presidente del gobierno que se abroga la representación y defensa de las causas de iberoamérica en Europa -también porque los demás países de la unión no hablan español, no tienen la misma vinculación histórica y; seamos sinceros, porque les da un poquito igual, ya que también tienen sus propios asuntos-.
Los sucesos de Cuba han demostrado que las soluciones vienen desde los propios países y no siempre con negociaciones somníferas cada cierta cantidad de años, que lo que logran es dejar morir de mengua las esperanzas legítimas de recuperar los derechos y las libertades secuestradas por vulgares criminales.
El trabajo es en varios niveles, el nacional, al lado de la gente, presionando al gobierno, ayudando al prójimo y buscando soluciones reales y; a nivel internacional, denunciando la realidad, organizando alianzas y exigiendo pronunciamientos de aquellos gobiernos que como el de España quieren pasar agachados, creyendo que así son los reyes de la diplomacia, sin darse cuenta que la diplomacia hoy en día debe incorporar criterio propio, valores éticos y morales y la voluntad y el temple necesarios para defender dichos valores.
Ni los intereses turísticos en Cuba o los intereses energéticos en Venezuela, deben seguir sirviendo a España de excusa para seguir permitiendo que las atrocidades que estos regímenes cometen contra sus propios pueblos. Lamentablemente, España no es la voz decidida que debería ser en defensa de la libertad y los derechos de los ciudadanos.
También aprovecho para destacar brevemente el papel de las sanciones económicas.
Cuba se ha mantenido gracias al petróleo y los millones de dólares que ha enviado Venezuela desde la llegada de Hugo Chávez al poder. Gracias a las sanciones de EEUU y la UE esos envíos se han visto mermados, lo que complica el abastecimiento de la isla, las sanciones afectan a los regímenes, no a la población.
Hago votos por el endurecimiento de las sanciones, tanto para el régimen cubano como para el chavista, que a fin de cuentas, es el mismo régimen. Es la oportunidad de quebrar de una vez por todas esa larga pesadilla que ha significado el comunismo en América Latina.
Si logramos erradicar políticamente al régimen cubano, el venezolano caerá detrás, y con ellos, el de Nicaragua, lo mismo que las sanguijuelas económicas de los movimientos agrupados en el Foro de Sao Paulo y en grupo de Puebla.
¡Que vivan las naciones libres de comunismo!.