El examen de acceso a las plazas PIR ha aumentado la difícultad de sus preguntas discriminatorias, pero ha mejorado la asignatura pendiente de la ortografía.
El PIR 2019 ha sido más discriminatorio. Celeste Amaya, aspirante a las plazas de Formación Sanitaria Especializada y voluntaria de la Plataforma por una Atención Psicológica Pública e Integrada (APPI), asegura a IberoEconomía que «las preguntas más dicriminatorias que suelen estar relacionadas con biopsicología y con experimental han aumentado su nivel de dificultad con respecto a convocatorias anteriores».
En la evaluación también se han preguntado sobre tratamientos y programas de clínica muy compeltos, mientras que en el área clínica ha sido más fácil de llegar a las respuestas correctas. Otro aspecto que ha destacado la estudiante de la academia APIR es que la evaluación ha contado con preguntas del Libro de Asociación Estadounidense de Psiquiatría DSM-5, por lo que ha quedado en el pasado aquellos encabezados por el DSM-4.
El aumento en la difícultad de la evaluación, así como los problemas con la maquetación de las hojas de respuestas, hicieron que «todos los aspirantes tuvieran que usar hasta el último de los segundos para intentar responder a la evaluación».