En el MIR no todo es aprendizaje. El dinero también cumple una función importante en el proceso de formación de los médicos. Al menos, así lo indican los datos publicados por Medscape. A través de una encuesta a los residentes han descubierto que el 35% de ellos estaría dispuesto a asumir un peor horario en su jornada laboral a cambio de recibir un mejor salario.
En el estudio se conoció que el 64 por ciento de los residentes considera importante contar con un buen horario que le permita compaginar su vida profesional y personal, mientras que la mitad de los encuestados dejó a un lado las horas y el dinero para apostar por un entorno laboral favorable.
En España, los profesionales y estudiantes han sido muy críticos en relación a la precariedad laboral de quienes superan las pruebas de acceso a la formación sanitaria especializada. El sueldo medio neto mensual de un MIR residente de primer año ronda los 1.000 euros y va desde los 938 que se paga en Navarra o los 977 en Andalucía, Cataluña, Castilla y León o Cantabria a los 1.231 de Galicia o los 1.805 de Ceuta y Melilla. Así, desde el CSIF se exige “ofertar buenos contratos a los jóvenes MIR para fidelizarlos y evitar la fuga de cerebros”.
Los «bajos salarios» dura durante los primeros años de la formación profesional, ya que las remuneraciones aumentan con el paso de los años en la residencia y la adquisición de nuevas competencias que le permitan ir aportando más servicios dentro del sistema sanitario. Sin embargo, no ocurre lo mismo con la incertidumbre laboral, ya que mientras más cerca están de obtener el título de especialista sanitario más lejos están de permanecer con una plaza estable dentro del SNS. En este sentido, entran en un incómodo proceso de contratos por horas, cubrir guardias y esperar a una oportunidad para acceder a una plaza estable que le permita respirar tranquilo.