La muerte de un estudiante y un residente en menos de cinco días ha reabierto el debate internacional sobre la presión en la formación sanitaria.
Los altos niveles de estrés en la formación sanitaria es una realidad. Un estudiante en el cuarto año del grado de Medicina de la Universidad de Nueva York (Langone Medical Center) y un residente de Psiquiatría del NYU Langone Health han cometido suicidio en un plazo inferior a una semana. Los acontecimientos han encendido las alarmas dentro de las organizaciones estadounidenses como internacionalmente, ya que la problemática de los altos niveles de estrés en la formación sanitaria no está limitada por las fronteras de los países.
La Universidad de Nueva York, que declaró estar “triste” y “consternada”, ha comenzado un proceso de investigación para conocer las causas que pudieron ocasionar la situación y buscar posibles soluciones. Incluso, estudiantes de la institución han organizado foros para buscar una vía de reducir los niveles de estrés y ayudar a los estudiantes. Un reto que no será nada sencillo.
Estudios han revelado que los médicos estadounidenses tienen la tasa de suicidio más alta de cualquier profesión, con un promedio de una muerte diaria. Por ejemplo, los datos de la Asociación Americana de Psiquiatría (APA) revelan que el número de suicidios de médicos es más del doble que el de la población general. Un escenario que no está distante a lo que ocurre en España, donde los niveles de estrés alcanzados, por ejemplo en el MIR, son preocupantes.
Caso España
Un grupo de investigadores de la Universidad de Granada evaluaron durante siete meses (tiempo medio de preparación al examen MIR) a 36 aspirantes a la residencia, período en el que lograron percibir un incremento muy significativo de cortisol (hormona esteroidea producida por la glándula suprarrenal que el organismo libera como respuesta al estrés). De ahí que los estudiantes de MIR presentaron niveles más altos de ansiedad que la población española de referencia.
Si bien el estrés a lo incierto va desapareciendo a lo largo que se avanza en la residencia, hay otro estímulo que lo seguirá generando a lo largo de su formación especializada: las guardias. Según los resultados de un estudio realizado por la Universidad Internacional de La Rioja y la Universidad de Granada, el incremento del estrés empieza a manifestarse en los residentes hasta cuatro horas antes del inicio de una guardia. De ahí que se afirme que el MIR garantiza, al menos, cinco años de altos niveles de estrés.