Cursar la especialidad en Norteamérica requiere de unos trámites básicos
Estados Unidos se ha convertido en una opción para los aspirantes a la especialización sanitaria. Sin embargo, el ‘MIR’ norteamericano requiere superar un conjunto de pruebas y requisitos que garanticen que el futuro residente cuenta con las condiciones mínimas para formar parte del sistema sanitario. Uno de los más importantes es lograr la obtención del certificado de la Educational Comission for Foreign Medical Graduates, también conocida en el país como ‘Foreign’.
Sin este documento, un profesional sanitario extranjero no podrá formarse o ejercer dentro de Estados Unidos, por lo que cuenta con unos niveles de exigencia bastante altos. De ahí que todos los candidatos interesados tendrán que presentar dos exámenes de la Comisión, pero con aprobarlos no bastará para ser admitido, debido a que (así como ocurre en las plazas de conformidad previa del MIR) el aspirante tendrá que realizar una entrevista con los representantes de los distintos programas.
El Educational Comission for Foreign Medical Graduates insiste en que sólo podrán obtener el certificado aquellos profesionales extranjeros provenientes de universidades pertenecientes al International Medical Education Directory (IMED), entre las cuales se incluyen las instituciones académicas españolas. Sin olvidar que es necesario solicitar un número de identificación por el que se inscribe en el United States Medical Licensing Examination (Usmle Steps), una meta que requiere la superación de varios niveles de evaluación por parte del candidato.
El candidato a examen
El ‘step 1’ para la obtención de la licencia consiste en la elaboración de un examen de 325 preguntas multirespuesta, divididas en siete bloques a realizar en una hora cada uno. La prueba, que se podrá realizar desde el país de origen vía online, medirá conocimientos en asignaturas básicas de ciencia: anatomía, bioquímica, bioestadística y epidemiología, microbiología, patología, farmacología, fisiología, ciencias del comportamiento, genética, inmunología, envejecimiento, nutrición y biología molecular y celular.
La inscripción a este primer examen será de unos 610 dólares para 2018, cifra que representa un incremento con respecto a los 605 dólares requeridos para el último trimestre de 2017. Sin embargo, el aspirante tendrá que destinar una cifra similar para la primera parte del ‘step 2’, en el que se miden los conocimientos clínicos del candidato por medio de un examen de 350 preguntas multirespuesta divididas en 8 bloques a realizar en 1 hora cada uno. Así como en la evaluación previa, es posible realizarla desde el país de origen.
Una vez superadas estas pruebas, el aspirante se presentará en la segunda parte del ‘step 2’, lo que representa una prueba práctica en la que doce personas simulan tener diferentes síntomas y problemas; es decir, una Evaluación Clínica Objetiva Estructurada (ECOE). Para medir las habilidades y competencias del futuro residente, el candidato tendrá unos 15 minutos por paciente, algunos de los cuáles podrán llamar por teléfono lo que hará que sea imposible hacer un examen físico.
Con esta ECOE, que requiere desembolsar unos 1.285 dólares, las instituciones sanitarias de Estados Unidos buscan evaluar aspectos como la comunicación en inglés, la empatía en el trato con el paciente, la capacidad de recopilar información, exploración física, historia clínica, entre otros aspectos. De ahí que sea fundamental ya tener aprobado el examen Toefl, así como viajar hasta los centros de exámenes de Estados Unidos destinados para ello: Atlanta, Chicago, Houston, Los Angeles y Philadelphia.
Convencer al hospital
Una vez superadas las tres etapas de la evaluación, el profesional sanitario comienza con la búsqueda de su plaza de residencia. Un camino que se hace por medio del Electronic Residency Application Service (ERAS), sistema empleado por la mayoría de programas de residencias en los Estados Unidos. ¿Cómo funciona?, pues el aspirante introduce el currículum y se pide entrevista con el número de programas deseado (por cada uno se paga una tarifa), mientras que ERAS envía la documentación a cada uno de los programas y, si estos están interesados, llaman al candidato para una entrevista.
Después de las entrevistas, tiene lugar el Match Day, un evento anual que ocurre en todas las facultades de medicina de Estados Unidos. Los aspirantes envían al del National Resident Matching Program (Programa Nacional de Asignación de Residencias) todas las plazas de residente que desean. Lo mismo hacen los directores de programas, quienes mandan la lista de los solicitantes que consideran mejores. Con estos datos, un algoritmo informático relaciona las preferencias de unos y otros y, si coinciden, el aspirante obtiene una plaza de residente.