Una nueva prórroga de la moratoria concursal tendrá consecuencias negativas para las empresas

la tasa Covid

La moratoria concursal vigente finaliza este 31 de diciembre. Con la fecha de caducidad acercándose, se está empezando a especular sobre la posibilidad de aplazar una vez más el final de esta prórroga extraordinaria.

Desde el despacho Abencys, se prevé que, de aprobarse una nueva ampliación, podría acarrear nefastas consecuencias para las empresas afectadas de cara a los meses posteriores.

A la vista del número de concursos presentados en lo que va de año, es evidente que la moratoria concursal está generando un efecto sedante en las empresas en dificultades, sumiéndolas en una falsa sensación de que la decisión sobre las medidas a adoptar para la supervivencia del negocio puede posponerse indefinidamente.

En esta línea, Manuel Gordillo, socio de Abencys, es consciente de que cuando una empresa entra en dificultades no es sencillo el tomar las medidas necesarias para su supervivencia, pero lamenta que “la moratoria concursal no está ayudando a esta finalidad sino todo lo contrario, posponiendo artificialmente la solución al problema. Muchas empresas en dificultades, que deberían haber afrontado ya medidas difíciles pero necesarias para su supervivencia, continúen agravando su estado y alejándose de una solución”.

Además, Gordillo critica que “no se hayan fijado requisitos en la ley para saber qué empresa puede acogerse a la moratoria, y cuáles no”, además de que, como está configurada, “lanza el mensaje de que el concurso es igual a liquidación y desaparición del negocio, cuando no tiene por qué ser así, siempre que se acuda al mismo con anticipación, con un objetivo claro y convenientemente asesorado”

La ampliación moratoria concursal: un agravante a la situación

 Pese al aumento de los concursos de acreedores, son muchas las empresas que se han acogido a la ampliación moratoria concursal, retrasando la presentación de concurso al no verse obligadas a ello.

De esta manera, cada vez son más recurrentes en el tejido empresarial las empresas zombie que, en realidad, aunque aparezcan en activo, no tienen capacidad para continuar con su actividad.

La aprobación de la Ley de Vivienda podría hacer peligrar las inversiones en España