Los fondos del grupo, previstos en su plan estratégico 2020, también le permitirán crecer en negocios de bajas emisiones y superar los 2,5 millones de clientes en 2025.
Repsol destinará 2.500 millones de euros en su nuevo plan estratégico a 2020, cuya cifra de inversión total en el periodo asciende a 15.000 millones de euros, para impulsar su crecimiento en negocios energéticos de bajas emisiones de CO2 y consolidarse así de cara al largo plazo en el comercio minorista de gas y electricidad, así como de generación eléctrica.
En concreto, a pesar de que esta actualización de su ‘hoja de ruta’ llega hasta 2020, el grupo dirigido por Josu Jon Imaz mira más allá y prevé que con esta inversión podrá alcanzar en el horizonte de 2025 los 2,5 millones de clientes minoristas de gas y electricidad en España, con una cuota superior al 5 por ciento, y una capacidad de generación baja en emisiones de 4.500 megavatios (MW).
Repsol se ha fijado esta ‘hoja de ruta’ para la transición energética en la que contempla objetivos ambiciosos en cuanto a su participación en el mercado basado en el desarrollo del gas y la generación baja en emisiones. En el caso del mercado mayorista de gas estima alcanzar una cuota del 15 por ciento a 2025.
De acuerdo con su compromiso en la lucha contra el cambio climático, Repsol reducirá sus emisiones de CO2 en 2,1 millones de toneladas en 2020 respecto a 2016, incluso en una fase de crecimiento como la que afronta la compañía.
La compañía prevé unas inversiones de 15.000 millones de euros a lo largo del periodo, de las cuales el 53 por ciento, unos 7.900 millones de euros, se destinarán a ‘upstream’ (exploración y producción) y el 45 por ciento restante, más de 7.000 millones de euros, a su negocio de ‘downstream’ (refino, química y marketing) y esos activos de baja emisión.
En el caso del ‘upstream’, alrededor del 60 por ciento de esta cantidad se destinará a proyectos de crecimiento y a exploración, para incrementar la producción y garantizar un nivel de reservas óptimo a medio y largo plazo, y se priorizarán los proyectos ‘onshore’ (en tierra) y en aguas someras.
Así, las principales inversiones se concentrarán en el crecimiento orgánico, en activos ya existentes, que no requieren de importantes desarrollos, son grandes generadores de caja y permitirán aumentar la producción a corto plazo, como Sagari (Perú), Marcellus, Eagle Ford y Buckskin (Estados Unidos), Yme (Noruega), Bunga Pakma y Kinabalu (Malasia), Corridor (Indonesia), NC-115 y NC-186 (Libia) y Reggane (Argelia).
En lo que respecta a la producción, prevé un aumento hasta los 750.000 barriles equivalentes de petróleo al día en 2020, frente a los 695.000 barriles de 2017, que se verá complementado por una activa gestión del portafolio, mediante la cual se sustituirán la producción de barriles por otros con mayor margen de beneficio.