A la hora de realizar inversiones a través de un broker online en productos tan diversos como las acciones o derivados sobre esas acciones (opciones sobre acciones y futuros sobre acciones), es conveniente conocer el concepto del rating de una empresa o entidad. Vamos a explicar en este artículo qué son las calificaciones crediticias y por qué son importantes a la hora de invertir.
Cuando una empresa, un gobierno o una entidad local necesita dinero para financiar sus proyectos o actividades, puede recurrir al mercado de bonos. Un bono es un tipo de préstamo que el emisor (el que pide el dinero prestado) le hace al inversor (el que presta el dinero). El emisor se compromete a devolver el dinero prestado más unos intereses en un plazo determinado.
Pero, ¿cómo sabe el inversor si el emisor va a cumplir con su promesa y no va a dejar de pagar? Aquí es donde entran en juego las calificaciones crediticias.
Una calificación crediticia es una “puntuación” que refleja la calidad crediticia y el riesgo de impago de un emisor de bonos. Es decir, indica la probabilidad de que el emisor pueda devolver el dinero prestado más los intereses en el plazo acordado.
¿Dónde se asignan estas calificaciones crediticias?
Las calificaciones crediticias se asignan por agencias de calificación crediticia, que son organizaciones independientes que se dedican a analizar la salud financiera y la capacidad de pago de los emisores de bonos. Las principales agencias de calificación crediticia son Standard & Poor’s, Moody’s y Fitch Ratings, aunque hay otras más pequeñas o regionales.
Las agencias de calificación crediticia usan diferentes escalas para expresar las calificaciones, pero en general van desde AAA (la más alta) hasta D (la más baja). Las calificaciones más altas indican que el emisor tiene una solvencia muy alta y un riesgo muy bajo de impago, mientras que las calificaciones más bajas indican lo contrario. Las calificaciones intermedias se dividen en dos categorías: grado de inversión (desde AAA hasta BBB-) y grado especulativo (desde BB+ hasta D). Los bonos con grado de inversión se consideran seguros y estables, mientras que los bonos con grado especulativo se consideran arriesgados y volátiles.
Las calificaciones crediticias influyen en el tipo de interés que los emisores de bonos deben pagar a los inversores o prestamistas, ya que, reflejan el nivel de riesgo que asumen. Cuanto mayor sea el riesgo, mayor será el interés que se exigirá al emisor.
Las agencias de calificación crediticia tienen el papel de investigar y evaluar la solvencia de los emisores de bonos y proporcionar una guía para el mercado sobre su calidad crediticia. Las agencias también ofrecen perspectivas sobre la evolución futura de las calificaciones, que pueden afectar al precio y al rendimiento de los bonos. Por ejemplo, si una agencia mejora la calificación de un emisor, el precio de sus bonos subirá y su tipo de interés bajará. Pero si la empeora, pasará lo contrario.
Pero los inversores no sólo usan las calificaciones crediticias para decidir si comprar o vender bonos, sino también para evaluar la capacidad de una empresa para tener buenos resultados y, por lo tanto, para comprar o vender sus acciones. Una empresa con una calificación crediticia baja probablemente tendrá que pagar unos intereses mayores por su deuda y si ésta es elevada, tendrá un impacto negativo en su cuenta de resultados presente y futura.
Evaluemos la letra pequeña
Sin embargo, las calificaciones crediticias y las agencias que las otorgan no están exentas de críticas y limitaciones. Algunas de las críticas más frecuentes son:
- Su falta de transparencia (no revelan todos los criterios y métodos que utilizan para asignar las calificaciones).
- La existencia de conflicto de intereses (cobran a los emisores por calificarlos, lo que puede generar un sesgo favorable hacia ellos).
- No siempre aciertan a la hora de anticipar las crisis financieras, tal y como ocurrió en 2008, cuando las agencias mantuvieron calificaciones altas para bonos respaldados por hipotecas subprime (de alto riesgo).
- Suelen realizar cambios frecuentes y arbitrarios en sus calificaciones sin previo aviso ni explicaciones, lo que puede generar incertidumbre y volatilidad en el mercado.
Por todo ello, los inversores deben tener en cuenta que las calificaciones crediticias pueden cambiar y no son predicciones sobre el futuro movimiento del precio de un bono. Además, deben usar otros criterios además de las calificaciones para seleccionar sus inversiones, como el análisis fundamental, el análisis técnico o el análisis macroeconómico.
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