En un escenario de elevada inflación, muchos hogares cuentan con los mismos ingresos para poder pagar la comida, energía y productos, es decir, han perdido poder adquisitivo.
Además, tienen que pagar el mismo porcentaje del Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas (IRPF) y, en el caso de que el sueldo o la pensión suban, pueden incluso cambiar a un tramo superior y tener que pagar más impuestos mientras siguen viendo que su dinero vale cada vez menos.
Según los expertos, esto puede corregirse si se cambian los tramos que hacen que los hogares pasen de un tipo a otro cuando sube su nivel de renta. Esto es lo que se conoce como deflactar el IRPF, un mecanismo que busca evitar que el aumento en el pago de este impuesto se “coma” el incremento real de ingresos. Esta medida, por tanto, pretende ajustar el pago de este gravamen a los niveles de inflación y ya está en los planes fiscales de comunidades como Galicia y Valencia, aunque no termina de convencer al Gobierno central.
¿En qué consiste deflactar el IRPF?
Deflactar el IRPF supone evitar que los contribuyentes tengan que soportar mayores impuestos en un escenario donde han perdido capacidad de compra porque la inflación se ha disparado.
Este mecanismo, sin embargo, no es sinónimo de bajar impuestos, sino que se centra en modificar los tramos que hacen pasar de un tipo a otro a los contribuyentes, con el objetivo de adaptarlos al encarecimiento de la vida: “No se trata de bajar el impuesto, sino de evitar que se produzcan incrementos impositivos como consecuencia de gravar una capacidad de pago que solo es monetaria, pero no es real” por el impacto de la inflación, explica Jorge Onrubia Fernández, profesor de Economía en la Universidad Complutense de Madrid.
¿Cuáles son sus beneficios?
Tiene ciertos beneficios para los hogares, ya que no van a sufrir subidas de impuestos sin que haya aumentado su capacidad de renta, indica Onrubia. Además, para Javier Collado Muñoz, Inspector de Hacienda del Estado y profesor del Grupo CEF-UDIMA, es un mecanismo necesario: «Se debería aplicar porque, si no se hace, representa una pérdida de poder adquisitivo de todos los ciudadanos, principalmente de los que viven de rentas del trabajo», explica.
“Habría que deflactar en cada tramo de renta si queremos que no perjudique a todos los contribuyentes”, explica, y opta por hacerlo en el mismo importe que marca la inflación para compensarla y “que quede el mismo salario real, con el mismo poder de compra, tras haber pagado impuestos”.
Como aspecto negativo, ambos destacan una pérdida de ingresos públicos. «Si el Estado va perdiendo recaudación, llegará un momento en el que no pueda prestar los servicios públicos básicos”, indica Collado, y calcula que con la deflactación el Estado podría dejar de ingresar 5.000 millones de euros.
La subida de salarios tampoco sería la solución definitiva para esta cuestión. Según explica Collado, si a un trabajador le suben el sueldo en el mismo porcentaje que la inflación, tiene que seguir soportando altos precios y parte de ese incremento se lo sigue llevando Hacienda vía impuestos, de forma que el incremento salarial medio al final es menor. Además, Onrubia recuerda que, además, se podría saltar de tramo y perder algún tipo de deducción.
En todo caso, para que la deflactación sea eficaz tiene que aplicarse en las dos partes del impuesto, la parte estatal y la autonómica. Las comunidades autónomas pueden modificar, con alguna limitación, su tarifa de tipos y también tomar medidas con respecto a las deducciones autonómicas. Mientras que la parte estatal beneficiaría a todos los contribuyentes, la autonómica beneficiaría más a los ciudadanos que viven en comunidades con mayores gravámenes.
¿Qué comunidades lo apoyan?
En este contexto, hay siete comunidades autónomas que ya han apostado por adoptar esta medida para compensar la subida de la inflación media este año, que rondará el 7%, según el Banco de España, que ha alertado sobre una pérdida de poder adquisitivo “muy significativa” para las familias.
Galicia ha decidido deflactar en un 4,1% las tarifas del IRPF a sus contribuyentes con rentas inferiores a 35.000 euros, y la Generalitat Valenciana, que también tiene previsto hacerlo para aquellos que ingresen menos de 60.000 euros, tal y como explicó este martes su president, Ximo Puig.
El presidente de la Junta de Andalucía, Juanma Moreno, confirmó el pasado 19 de septiembre que iba a aprobar deflactar la parte autonómica del IRPF en un 4,3% en los tres primeros tramos de renta, algo que ya había avanzado en su investidura el pasado mes de julio.
El presidente de la Región de Murcia, Fernando López Miras, también indicó el pasado 22 de septiembre que va a deflactar en un 4,1% el IRPF, algo que pretende compensar con «los ingresos extraordinarios» obtenidos por la subida de la inflación.
También el País Vasco, en el que el PNV comparte gobierno con el PSOE de Euskadi, ha adelantado que volverá a deflactar todos los tramos de la tarifa del IRPF como ya hizo en julio. Esto, sumado a la que se hizo a principios de año, de un 1,5%, supondrá una cantidad total del 5,5% para 2023.
Por su parte, la Junta de Castilla y León ha aprobado el proyecto de ley de rebajas tributarias en la Comunidad, que permitirá la bajada del primer tramo del IRPF en un 5,3%.
En el caso de la Comunidad de Madrid, también tiene la intención de deflactar en un 4,1% los tramos de la tarifa autonómica del IRPF y que tenga efecto en la Declaración de la Renta de los madrileños.
En el caso de Navarra, el Ejecutivo de María Chivite está trabajando con sus socios de legislatura en una «deducción extraordinaria» del IRPF a rentas menores de 32.000 euros.
Mientras tanto, el presidente del Gobierno de Aragón, Javier Lambán, ha admitido este martes la «posibilidad» de que se pueda cambiar la fiscalidad en su comunidad si los cuatro partidos que forman el Gobierno están de acuerdo.
La portavoz del Gobierno de Castilla-La Mancha, Blanca Fernández, tampoco ha cerrado la puerta a realizar alguna propuesta en materia fiscal la próxima semana, durante el Debate del estado de la Región, aunque ha matizado que, de haberla, será «con bisturí» y para ayudar a las familias.
El vicepresidente de Cantabria, Pablo Zuloaga, ha indicado este miércoles que el Gobierno regional estudia posibles bajadas de impuestos y su impacto en las cuentas para sostener los servicios públicos de la comunidad. «El anuncio del presidente viene enmarcado en un contexto claro en el ámbito nacional, es un debate sobre la fiscalidad y en este momento lo que hace el Gobierno es estudiarlo», ha remarcado el vicepresidente.
Las siete regiones que apoyan la medida suman en total más de 29,1 millones de habitantes que podrían verse afectados por estas rebajas fiscales.
Cabe recordar que el líder del Partido Popular, Alberto Núñez Feijóo, propuso al Gobierno el pasado 6 de abril rebajar el IRPF para «devolver liquidez» a las familias y afrontar la elevada inflación.
¿Quiénes están en contra?
El consejero de Hacienda de La Rioja, Celso González, ha señalado este miércoles que descarta rebajar el IRPF porque su comunidad es «una de las regiones con menor presión para rentas medias y bajas» y las comunidades que están planteando rebajas en el IRPF «están haciendo lo que ya hace» el Gobierno riojano. En Extremadura y Asturias también han cargado contra estas medidas.
El presidente de Canarias, Ángel Víctor Torres, ha descartado este miércoles ajustar este impuesto a la inflación y se ha mostrado partidario en aplicar deducciones y ayudas directas a las rentas más bajas. Algo similar ha trasladado el Gobierno de Baleares, que ha dejado entrever este miércoles que descarta actualmente una rebaja del IRPF y se muestra más partidario de las ayudas directas.
Por otro lado, el Gobierno central descarta por el momento aplicarla porque no lo contempla como la fórmula adecuada. Según ha declarado este miércoles la ministra de Hacienda y Función Pública, María Jesús Montero, la deflactación del IRPF afecta a todas las rentas porque el impuesto es progresivo y los que más ganan también tributan por los tramos bajos.
«Si intentas compensar la bajada de los tramos bajos con subidas en los tramos altos, eso sería confiscatorio y en realidad no compensaría la falta de recaudación porque en España el grueso de los impuestos se recauda entre 40.000 y 60.000 euros», ha señalado la titular de Hacienda.
Montero asegura que no ha escuchado propuestas que hablen de deflactar mientras, a su vez, lo compensa subiendo los tramos más altos, y asegura que la propuesta de Ximo Puig no la ha visto «negro sobre blanco».
El pasado 22 de septiembre, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, explicó que la sociedad debe reflexionar sobre la importancia de la educación y la sanidad públicas, y «plantearnos qué Estado del bienestar queremos», remarcando que «necesitamos un Estado fuerte» en tiempos de inflación. «Cada cual tiene el deber de contribuir en función de su esfuerzo a financiar ese Estado del Bienestar», algo que a su juicio no es solo un deber, sino una oportunidad para que toda la sociedad salga beneficiada.
¿Qué dicen los expertos? IRPF en tiempos de elevada inflación: mejor ajustar los tramos
El Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas (IRPF) es un impuesto progresivo, es decir, no es el mismo para todos, sino que asciende a medida que también aumenta la renta percibida. Funciona con tipos marginales crecientes y con una serie de reducciones y exenciones que se aplican con unos límites. Su diseño tiene en cuenta las circunstancias sociales y familias de los contribuyentes, y por cada 100 euros se paga un porcentaje, el tipo medio.
Por tanto, está pensado para la capacidad de compra que tiene cada renta. Sin embargo, con la inflación disparada, esa capacidad adquisitiva se ve reducida por la subida generalizada de precios y los expertos abogan por reducir la parte que se paga del IRPF en proporción a este encarecimiento de la vida. “Si no corregimos esto, haríamos que una capacidad de compra, que es un 7% menor, termine pagando el mismo tipo que pagaba antes de esa pérdida”, explica Onrubia.
En primer lugar, hay que determinar si el periodo inflacionista es temporal o permanente. La presidenta del Banco Central Europeo (BCE), Christine Lagarde, indicó este lunes que se prevé que la inflación dure más de lo esperado, cerrando en el 8,1% este año y bajando al 5,5% en 2023. “Podemos hablar de una inflación estable”, indica Onrubia y, teniendo esto en cuenta, habría que corregir los tramos en los que se aplican los tipos marginales de la tarifa y bajarlos al nivel de la inflación esperado.
Además, también sería preciso reducir las cuantías de deducciones fijas y los límites de renta establecidos para aplicarlas. “Todo lo que no sea hacer esto va a suponer considerar una capacidad de pago superior a la que realmente va a existir, que será un 7% menor”, explica el especialista.
El experto también recuerda que ahora hay una reforma fiscal abierta y que todas estas medidas operarían sobre un IRPF que estaría pendiente de revisión. “Con calma, esto se debería hacer antes de terminar el año 2022”, y hay tiempo para ver qué impuesto se quiere, con qué tipos y ver cómo se ajusta la carga tributaria a la capacidad de pago que se tiene ahora con la subida de precios.