La primera parada ha sido la charcutería para comprar una cuña de queso y 300 gramos de jamón. “De momento se mantiene todo”, nos cuenta José al otro lado del mostrador. De octubre a noviembre no cambia nada, nos llevamos el queso por 5 euros y el jamón por 10.

Cambiamos de puesto y vamos a por la carne y el pescado. Todo se mantiene exactamente igual. En la carnicería nos aseguran el sacrificio que han tenido que hacer para no moverlos, “nos ha costado un poquito pero los hemos seguido manteniendo”. Dos kilos y medio de cordero por 51 euros. En la pescadería buscamos gambones y merluza. El pescadero nos da una respuesta en línea de todos los demás, “no los hemos movido”. 23 euros de gambones y 25 de merluza. Nuestra acompañante en esta compra, Blanca, aprovecha y pregunta por el congelado. Es la opción de muchos ante el miedo a que en diciembre se disparen los precios.

Pasamos al postre, en la pastelería nos advierten que las subidas en la cesta de la compra las volveremos a notar más cerca de Navidad. “No han subido, pero subirán”, aseguran. La bandeja de palmeritas y mantecados nos cuesta lo mismo que la última vez, 16,57 euros.

De momento todo se mantiene, una buena noticia que crece cuando vamos a la frutería. La piña ha pasado de costar 6,40 a 5,25 euros; y las uvas 30 céntimos más baratas, nos 300 gramos por 1,20 euros.

Estas últimas semanas los precios se han estabilizado, una buena noticia antes de Navidad. Sin embargo, existe el riesgo de que los comerciantes no puedan aguantar y que tengan que hacer unas pequeñas subidas. “Es que todo nos está subiendo, aguantamos como podemos”, nos cuentan. De momento, eso sí, disfrutamos de esta pausa del crecimiento de los precios como un buen regalo de Navidad.