El coste de la energía, la guerra en Ucrania, las olas de calor y la falta de agua están dando la puntilla al campo español. Agricultores y ganaderos están en alerta porque el calor y la sequía está disminuyendo ostensiblemente sus producciones.
Si la ausencia de lluvias continúa en septiembre, con sus explotaciones ya al borde del umbral de la rentabilidad, prevén un incremento de precios que volverá a repercutir en el consumidor.
El calor y la escasez de agua merma la cosecha. Un ejemplo es la aceituna de mesa del campo andaluz, mucho más pequeña de lo habitual. Peor producto y menos cantidad, porque muchos pozos se han secado o el coste no es asumible.
Si la sequía se prolonga será inevitable un incremento de precios
La sequía ya causa estragos en la producción con cosechas entre un 30% y un 50% inferiores a las habituales, en campañas como la del girasol o el cereal.
No son mejores los efectos del calor en la ganadería de vacuno de leche. En la explotación vallisoletana las 100 vacas de Adolfo han producido en el último mes 20.000 litros de leche menos a causa del llamado estrés térmico que padecen los animales.
Ganaderos y agricultores advierten que si se prolonga la sequía será inevitable un incremento de precios que volverá a repercutir en el consumidor.