La vocación por empezar un negocio propio está en el ADN del emprendedor, pero la difícil situación laboral de España se ha convertido en un impulso adicional.
Las crisis son una gran oportunidad para reinventarse. Los emprendedores de España lo saben bien. Con una economía que aún muestra las cicatrices de la recesión vivida en la última década, el mercado laboral avanza con lentitud en la creación de nuevos puestos de trabajo. Un escenario que hace que, aún cumpliéndose los mejores escenarios, el paro se mantendría por encima del 12 por ciento durante los próximos dos años.
Dicen que, cuando se cierra una puerta, se abre una ventana. Para los emprendedores, la parálisis del mercado laboral ha obligado a reinventarse y emplear los recursos con los que se cuentan para empezar un proyecto desde cero. Una situación que se vive con más fuerza entre los inmigrantes, quienes se enfrentan a la encrucijada de no hacerse con un hueco en el mercado laboral al mismo tiempo que sus ahorros se van menguando cada mes.
La mayoría de los emprendedores que hemos entrevistados en IberoEconomía coincide en que su primera opción durante el proceso migratorio era encontrar un empleo por cuenta ajena. No obstante, la ausencia de oportunidades o el acceso a empleos precarios desencadenó en la reinversión de los ahorros. Por ejemplo, Ignacio Mondragón, fundador de Embalados ha reconocido a este diario que se vio trabajando como vendedor de puerta a puerta para agencias inmobiliarias y para la Cruz Roja. En ambos casos, con resultados lejanos a la estabilidad económica.
Un perfil definido
Aunque no existe una edad límite para emprender, los más jóvenes son los que más se atreven a empezar un nuevo proyecto desde sus bases. Los resultados de varios estudios a nivel nacional indican que la media de los emprendedores cuentan con una edad entre los 25 y 34 años cuando comienzan su aventura empresarial.
Asimismo, los últimos estudios indican que, a pesar de que el perfil del emprendedor es en su mayoría masculino, la brecha se ha venido acortando durante los últimos años. En la misma línea, se estima que el 57 por ciento de los emprendedores ya estuvieron en al menos un trabajo antes de comenzar su propio proyecto.
No obstante, son pocos los que atribuyen el emprendimiento a la necesidad de generar un autoempleo, siendo una gran mayoría la que afirma que simplemente han detectado una oportunidad y trabajado para sacar su máximo provecho (77 por ciento).
En cuanto a las comunidades autónomas, el emprendimiento está más presente en aquellas localidades donde exista un mayor número de universidades, por lo que la tasa es más alta enMadrid, Cataluña, Canarias y Andalucía que en el resto del territorio español.
El emprendimiento del inmigrante
El primer trimestre del año ha dejado cifras significativas en lo que respecta al número de trabajadores autónomos de origen extranjero que se han dado de alta en el RETA (Régimen Especial de Trabajadores Autónomos). En concreto, los datos que aporta ATA (Asociación de Trabajadores Autónomos) reflejan un crecimiento de 12.102 emprendedores.
En términos porcentuales se puede decir que el número de autónomos extranjeros registrados en el RETA ha crecido un 4 por ciento y se ha multiplicado por dos con respecto al primer trimestre de 2017, cuando el número de nuevas altas era de 5.510.
La cifra actual de autónomos extranjeros en España se salda en 311.812. De este modo, se reafirma el ritmo ascendente de este colectivo, que durante los tres primeros meses del 2018 creció por encima de las nuevas altas en general. El dato habla por sí solo: de cada tres nuevos autónomos en España, uno procede del extranjero.