La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) ha alertado de que los trabajadores en España están perdiendo poder adquisitivo debido a una inflación desbocada. El organismo destaca que el crecimiento de los salarios reales -descontando la inflación- en España cayó bruscamente en 2021, y se prevé que siga cayendo un 4,4 % en 2022, esto es, el doble que la media de países de la OCDE.
Así lo señala en su informe anual de Perspectivas del Empleo publicado este viernes, donde pone de manifiesto que los precios siguen subiendo a niveles máximos mientras los salarios no lo hacen en la misma medida. Sin ir más lejos, el IPC en agosto se situó en el 10,4 %, la cifra más alta en los últimos 30 años.
En este contexto, el organismo ha reclamado a los gobiernos que contemplen revalorizar el salario mínimo al nivel de la inflación en favor de las personas con bajos recursos, que son las que están sufriendo más la escalada de la inflación. «Si no se compensa, el choque de la inflación podría ser particularmente severo para los más desfavorecidos», señala el director del departamento de Empleo, Trabajo y Asuntos Sociales, Stefano Scarpetta.
La caída en España es el doble que en la media de la OCDE
En el caso de España, la caída en el crecimiento de los salarios reales representa «uno de los descensos más fuertes de los salarios reales observados entre los países de los que se dispone de datos», advierte el organismo. La diferencia es notable entre España y cualquiera de los países de la organización que forman parte del G7: únicamente en Italia se espera que se supere, y muy ligeramente, una caída del poder adquisitivo superior al 3 %.
El descenso será un poco inferior a ese 3 % en el Reino Unido, en torno al 2,5 % en Alemania o algo por encima del 2 % en Canadá. En Estados Unidos se anticipa una disminución del salario real de algo más del 0,5 % y menos que eso en Japón. Mientras que la media de los países de la OCDE se situará en el 2,2 %. Esto provocará, apunta el texto, «un recorte sustancial del poder adquisitivo de los trabajadores, ya que los precios al consumo en España siguen subiendo a niveles máximos históricos«.
Esta pérdida de poder adquisitivo también ha sido denunciada por los sindicatos, que han amenazado con convocar huelgas este otoño si la patronal no vuelve a sentarse a la mesa de negociación. También la ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, ha culpado a la CEOE de «bloquear la negociación colectiva» y emplazó a los empresarios a volver a la mesa de negociación salarial con los sindicatos «por el bien del país».
La aparente paradoja es que el fuerte deterioro del poder adquisitivo en España se produce pese a la escasez de mano de obra en sectores como el turismo, la agricultura, la construcción y la tecnología, que sí contribuyó al aumento de los salarios en 2021, pero solo en términos nominales. La inflación se comió ese aumento.
El turismo, primer motor de la creación de empleo
Los autores del informe destacan que la tasa de desempleo en España bajó al 12,6 % en julio pasado, desde el pico de la crisis de la COVID con un 16,4 % en septiembre de 2020. Es decir, que está por debajo del nivel precrisis: era del 13,9 % en diciembre de 2019. Además, indican que la recuperación del empleo el pasado año se debió en primer lugar «al sector turístico y a la necesidad generalizada de cubrir los puestos vacantes a medida que se levantan las restricciones» por la pandemia.
Pero también que esa tendencia se podría ver afectada por la guerra en Ucrania, por el aumento de los precios de la energía y por la incertidumbre, con su impacto en el deterioro de la confianza empresarial y freno al sector manufacturero y de los servicios. «A pesar de la recuperación del mercado laboral en España, la tasa de desempleo permanece estructuralmente elevada», denuncia. De hecho, está entre las más altas de los países miembros.
También que la entrada al mercado laboral de los jóvenes es «difícil» y su nivel de empleo se mantiene en su caso por debajo del que había antes de la crisis de la covid (1,5 puntos porcentuales menos en el primer trimestre de 2022 comparada con la del último trimestre de 2019). La razón principal es la pérdida de empleos de baja remuneración en los servicios, el alojamiento, en la alimentación, las ventas de detalle y en el transporte.