La ofensiva iniciada por Vladímir Putin en Ucrania ha puesto en alerta a Europa por la repercusión que la guerra y las sanciones que se apliquen al Kremlin pueden tener en el suministro y el precio de la energía.
Rusia es uno de los principales proveedores de hidrocarburos, principalmente de gas, en los países de la Unión Europea y un corte del suministro supondría un duro golpe, ya que son muchos los territorios que dependen directamente de este país.
La utilización del gas como herramienta de presión por parte de Moscú no es ninguna novedad. Ha venido ocurriendo en los últimos meses y es lo que cabe esperar una vez iniciado un ataque a gran escala sobre Ucrania. “Es lo que Rusia lleva haciendo prácticamente un año, cumple los contratos a largo plazo, pero cuando se le ha pedido comprar al contado más cantidades para rellenar reservas, se opone”, explica a RNE Gonzalo Escribano, director del programa de energía y clima del Real Instituto Elcano”. Lleva meses reteniendo exportaciones para subir los precios y lo puede seguir haciendo”.
El gas que llega a Europa desde Rusia lo hace por una red de gaseoductos entre los que destacan el Nord Stream, conectado directamente con Alemania por el mar báltico, el Yamal – Europa, que pasa por Bielorrusia y Polonia; o el Pasillo Ucraniano, que atraviesa Ucrania.
Además, entra en juego el Nord Stream 2, un canal que iba a suponer el aumento del flujo de gas ruso a Alemania y cuya autorización fue paralizada como respuesta al reconocimiento de Moscú de las regiones separatistas de Donetsk y Lugansk. Se ha convertido, por lo tanto, en la principal arma política con la que cuenta Berlín para perjudicar a Rusia.
Tal y como muestra el mapa de El Orden Mundial, sobre Europa se despliega una gran red de gaseoductos que compensa la carencia del continente de fuentes de energía no renovables. La mayoría de ellos proceden de Rusia, ya que más de un 40% del gas natural que abastece a la población de la Unión Europea proviene de este país. Además, según datos de Eurostat, es también su principal proveedor de petróleo y de otros combustibles fósiles.
¿Qué países dependen más de Rusia?
Rusia exporta, según Reuters, 6,6 miles de millones de metros cúbicos diarios de gas, aproximadamente el 43% del gas del mercado mundial. Un 72% de esas exportaciones se venden a las principales potencias europeas. Ahora bien, no todos los países importan su gas al mismo nivel.
Entre los más dependientes se encuentran Alemania, con un 65,2% de sus importaciones, Polonia (54,8%) o Italia (43,2%); aunque son superados con creces por territorios como Letonia o República checa, que dependen del suministro ruso al 100%, Eslovaquia (85%) o Hungría (95%). Otros países, por su parte, han sabido cubrirse las espaldas. Aunque siguen siendo vulnerables a las oscilaciones en los precios del mercado, territorios como España o Francia, han diversificado sus importaciones reduciendo significativamente los suministros rusos.
Argelia y EE.UU., principales exportadores de gas a España
En 2020, España trajo de Rusia un 10,43% de sus importaciones de gas, una cifra que, según CORES, se redujo al 8,9% en 2021. Este porcentaje que refleja una dependencia mínima en comparación con la situación de algunos de sus vecinos europeos. Es más, cuenta con un suministro muy diversificado y un amplio dispositivo de plantas de regasificación de gas licuado que amplía sus posibilidades de importación.
Existen dos vías de llegada: por gaseoductos, como el argelino Medgaz, o por mar, mediante buques que transportan gas licuado. Este gas que ha sido convertido a líquido en su país de origen y será necesario procesarlo a su llegada en una de las seis plantas de regasificación repartidas en territorio español.
El año pasado, según datos de CORES, un 42,83% del gas que se importó a España en 2021 llegó desde Argelia lo que convierte a este país en proveedor principal. Le sigue Estados Unidos (14,39%) que, además, ha demostrado ser una buena alternativa en caso de dificultades de suministro, ya que, según recoge Enagas, en el mes de enero de 2022 las exportaciones estadounidenses a España (34,6%) superaron las argelinas (25,4%).
Otros de sus proveedores son Francia (4,86%), Qatar (6,30%), o Trinidad y Tobago (2,95%). En total, se importa gas desde más de 15 países diferentes repartidos en los cinco continentes.
«España ha hecho los deberes y esto hay que agradecérselo a los distintos gobiernos, que poco a poco han ido diversificando e instalando gasificadoras por el país permitiendo traer gas licuado de otros países», explica Ramón Roca, editor de El periódico de la energía.
Pero Roca recuerda que acudir a otros mercados también supone comprar más caro. «La búsqueda de mercados alternativos nos sale mucho más cara. Traer gas licuado de Estados Unidos a través de buques gaseros, encarece notablemente el precio del gas», expone. De hecho, el último año EE.UU. ha duplicado sus exportaciones, cobrando más que nunca por su gas.
Europa y la vía de la diversificación
En caso de que Rusia cortara el grifo del gas a Europa, la primera consecuencia sería una subida de precios que también afectará a España, por mucho que tenga garantizado el suministro.
De hecho, la incertidumbre por el estallido de la guerra y la tensión en torno a Ucrania ya han venido marcando una subida en los futuros del gas y el petróleo en Europa y la ministra de Transición Ecológica española, Teresa Ribera ha remarcado que los españoles «no somos ajenos a los mecanismos de configuración de precios en los mercados internacionales» y que esto incide, por lo tanto, en nuestros precios energéticos y en el conjunto de la economía.
La expectativa es que el resto de vecinos europeos reduzcan los suministros de petróleo y gas de Rusia, y la Unión Europea ya está estudiando alternativas para su abastecimiento. «En ese cambio lo que se maneja es un impulso a las energías renovables, a las interconexiones, buscar apoyos por otras partes, dar un salto al hidrógeno», expone Escribano. «Todo un paquete enorme que va a significar una transformación tremenda del sistema energético europeo».
Ahora bien, una sustitución inmediata es difícil. Estados Unidos, Catar y Australia, los mayores exportadores del mundo de gas licuado, están exportando casi al límite de su capacidad y muchos de los contratos a largo plazo ya están en marcha. De hecho, el ministro de Energía catarí, Saad al Kaabi, ya ha advertido esta semana de la imposibilidad de reemplazar a corto plazo el suministro que Rusia proporciona a Europa en caso de que las sanciones de Occidente por la invasión a Ucrania traigan consigo una restricción de las exportaciones rusas.
«Ningún país puede reemplazar el volumen ni tiene la capacidad», dijo al Kaabi, que advirtió que Catar solo puede desviar un 15% del gas que exporta debido a los contratos a largo plazo ya contraídos principalmente con clientes estadounidenses.
De momento, todo apunta a que la crisis energética ha llegado para quedarse. De hecho, el precio de la electricidad en el mercado mayorista marcará este sábado su precio más alto del año, con 261,11 euros. Roca vaticina una crisis sin precedentes si Rusia apuesta por un corte del suministro. «El problema es saber hasta dónde van a llegar las sanciones económicas y qué va a decidir hacer Putin después», concluye.