El parque inmobiliario es responsable de más del 35% de las emisiones totales de CO2, siendo la calefacción una de fuentes emisoras más importantes después del tráfico rodado.
El paso de la borrasca Filomena por Madrid, que se caracterizó por un mayor uso de la calefacción por las bajas temperaturas y una caída brusca de la movilidad a causa de la nieve, ha sido el momento elegido por ISTA, una de las compañías líderes en la mejora de la eficiencia energética del sector inmobiliario, para analizar cómo influye la calefacción central en la contaminación ambiental.
Según un estudio elaborado por ISTA, el consumo de calefacción se incrementó un 47,28% durante la semana del 8 al 17 de enero de 2021 (día en que el Ayuntamiento activó el nivel 1 por contaminación), en comparación con las mismas fechas del 2020.
“Este aumento en el consumo durante los días claves del paso de Filomena demuestra cómo las calefacciones centrales, sobre todo las de carbón y gasóleo, juegan un papel muy importante en la contaminación ambiental”, explica Ignacio Abati, director general de ISTA.
“Hay que tener en cuenta, no obstante, que se trata de un fenómeno excepcional en el que confluyeron varias circunstancias: por un lado, el encendido de la calefacción durante las 24 horas al día debido a unas temperaturas extremadamente bajas en el exterior y, por otro, a la escasa movilidad de vehículos y del tráfico aéreo, que son los mayores causantes de las emisiones de CO2 en la capital”, añade Abati.
Reducir las emisiones de gases contaminantes en un 80% para el año 2050 es el objetivo que se ha fijado España en el marco europeo de lucha contra el cambio climático, y en este contexto las calefacciones centrales en los edificios serán clave.
Estudios del Ayuntamiento de Madrid cifran en 200 las calderas de carbón y en 4.500 las de gasóleo que quedan todavía en la capital.
Para ISTA es importante que, tal como prevé la próxima Ordenanza de Calidad del Aire de Madrid, el funcionamiento de las calderas de carbón llegue a su fin el 1 de enero de 2022.
“Además, el uso de este tipo de instalaciones es menos compatible con los contadores o repartidores de costes de calefacción, cuya instalación es obligatoria a partir de octubre de 2022 en la capital, ya que su principal objetivo es que al alcanzar la temperatura deseada en las viviendas la caldera se pare y se ahorre en combustible, una acción que con el carbón es más complejo realizar”, destaca Abati.
En España existen cerca de 1,5 millones de hogares con calefacción central, 600.000 viviendas en la Comunidad de Madrid, que son causantes de la emisión de 1,05 millones de toneladas de gases de efecto contaminante a la atmósfera cada año.
A partir de 2022, con la prohibición del uso de calderas de carbón, la progresiva eliminación de las de gasóleo y la obligatoria instalación de contadores de calefacción, se podría recudir en un 40% el volumen total de emisiones en la ciudad de Madrid, calculan desde ISTA.
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