De acuerdo a las cifras de la seguridad Social, en España hay 105.672 parados mayores de 45 años que nunca han trabajado, un 16,3% más que al inicio de la pandemia hace un año.
Con este aumento de 15.000 personas, se alcanza la cifra más elevada desde 2015 y representan un tercio del total de 355.607 desempleados que figuran bajo la etiqueta de “Sin Empleo Anterior”.
Este colectivo que declara no tener experiencia previa en ningún trabajo, ha mostrado un crecimiento del 34%, 89.135 personas más, respecto a marzo de 2020, cuando totalizaban 266.472 desempleados.
El paro de los que nunca han trabajado, independientemente de la edad, sube a un ritmo tres veces superior al del desempleo general en el primer año de la pandemia y alcanza a casi una de cada cuatro personas que figuran sin empleo en el último año. Lo que evidencia la falta de expectativas y la crítica situación del trabajo así como la incapacidad del actual modelo de crecimiento y laboral en generar actividad. Todo esto significa que uno de cada diez parados españoles inscritos en el SEPE nunca ha tenido actividad laboral pese a la necesidad del país de tener más cotizantes y contribuyentes que aporten ingresos y una mayor masa crítica productiva.
¿Quiénes son los mayores de 45 años que no trabajan?
Representan el 3% de los parados totales y el doble de los desempleados con esa edad. Se trata de un colectivo muy heterogéneo que demanda empleo porque se supone que tiene intención de trabajar. Aquí se encuentra, por ejemplo, la generación perdida de los ‘Ni Nis’ (ni estudian ni trabajan). Pero, sobre todo, abundan los eternos licenciados ‘remasteurizados’ (suman carreras y masters pero no tienen experiencia laboral) que esperan encontrar la oferta de empleo de su vida, así como los habituales descatalogados y, en particular, mujeres, que suman el 80% de este colectivo.
Lo que significa que, como ocurre con todas las crisis económicas, muchas de ellas se apuntan al paro (por si acaso puede haber alguna oportunidad o incluso una ayuda) a pesar de tener una edad avanzada porque su pareja ha dejado de trabajar o está en un ERTE o a la espera de un ERE o en visos de despido. Es lo que sucede ahora con la pandemia por medio, porque empleo no hay y menos de calidad. En todo caso, el alza de esta estadística coincide con la irrupción del Ingreso Mínimo Vital y precisamente uno de los requisitos que se pide en algunos casos es la presentación de la demanda de empleo.
De ahí que un tercio de estos parados resida en Andalucía (35.312). Esta cifra, que ha crecido un 15% en el último año, representa el 31% del colectivo total de desempleados de “Sin Empleo Anterior” en esta región y supone casi 4% de su paro general. Curioso es también el caso de Galicia, ya que es la única comunidad que, aunque reduce levemente esta estadística, tiene a 5.605 personas censadas en este capítulo que suponen más del 41% del total de los parados que no han trabajado nunca en la comunidad. En todo caso, como consecuencia de los efectos de la Covid en el sector servicios y en particular en la restauración y el turismo, es Baleares la autonomía que más ha incrementado porcentualmente (56%) el número de mayores de 45 años sin antecedentes laborales en actividad alguna. En la Comunidad Valencia el alza de este grupo es del 26% (hasta 9.447 parados); del 23% en Cataluña (9.812) y del 21% en Madrid (9.068).
Este colectivo de más de 105.000 personas mayores de 45 años que nunca han trabajado (se desconoce su rango concreto de edad) es el más representativo del sector de los catalogados como “Sin Empleo Anterior” (llega a casi un tercio). Así, la cifra de los parados menores de 20 años en esta situación prelaboral es de 55.414 (16%); a 79.060 llega en el grupo entre 20 y 24 años (22%); a 45.959, entre 25 y 29 años (13%); y son 60.502 (17%) los que se encuentran entre 30 y 44 años. Por tanto, a mayor edad, sube más la estadística de quienes no han desarrollado trabajo alguno y que figuran como parados. En estos datos no constan los estudiantes hasta 25 años porque no se les considera desempleados.
En todo caso, el paro de este sector “Sin Empleo Anterior” (esos 355.000 frente a 266.000 el año anterior) es el único que sube tanto en tasa anual (casi 90.000) como mensual (3.500). Ese 34% de alza anual es muy superior, el triple, al aumento del desempleo en los servicios (11,2%). Es nueve veces mayor que el aumento del paro en el sector industrial, y se encuentra muy lejos del 22% de alza en la agricultura y del -4% en la construcción. Es, por tanto, la cohorte más afectada por la crisis por su falta de expectativas mientras sigue creciendo.
Parados sin experiencia por regiones
Andalucía tiene en esta situación a 113.853 personas (representa un tercio del conjunto nacional) frente a las 85.170 del principio de la pandemia. Es decir, ha crecido casi un 34% (29.000 personas más) en un año. Todo esto supone que uno de cada ocho parados andaluces (12%) no ha trabajado nunca. Pero, curiosamente, el País Vasco, pese al mayor peso industrial de su económica, tiene a casi el 13% de sus desempleados en esta situación previa al empleo. Baleares es precisamente la autonomía en que más ha crecido anualmente este paro, ha subido un 81% mientras que en la Comunidad Valenciana el alza es del 52%, al 50% de subida llega Canarias mientras que Navarra y Aragón se aproximan a esta cifra. Por su parte, Cataluña y Madrid, las dos principales economías regionales, registran alzas similares del 37%. En todo caso, en todas las regiones el mayor componente de los parados “Sin Empleo Anterior” por edad es el de los mayores de 45 años