La crisis económica ha acabado por llegar, en el momento más inesperado, al mercado de trabajo: en plena campaña de verano, España destruyó 7.366 empleos en julio, algo que nunca había ocurrido en este mes, al menos no desde que se inició la serie histórica en 2001, mientras que el paro aumentó en 3.230 personas, lo que no sucedía en julio desde el año 2008, al inicio de la Gran Recesión.
A pesar de que el número de parados se mantiene en sus mejores cifras desde hace 14 años, con 2.883.812 solicitantes en las listas del Servicio Público de Empleo Estatal, y de que se trata de un incremento leve del desempleo, de apenas un 0,1%, el mercado laboral español rompe una serie de 16 meses consecutivos de reducción del desempleo, desde marzo de 2021. Y anticipa las dificultades que puede sufrir en los próximos meses, cuando termine la campaña estival y arrecien las incertidumbres asociadas a la guerra de Ucrania, con la amenaza de un corte del gas ruso sobrevolando el invierno europeo, mientras la inflación continúa desbocada.
Así se aprecia ya en la creación de empleo, claramente estancada: la afiliación media a la Seguridad Social, que desde el descenso de enero había enlazado cinco meses de incrementos -algunos muy notables, como en mayo o junio-, sufre una inédita contracción en julio, lastrada especialmente por la pérdida de 115.528 cotizantes en la educación. Y aunque en términos desestacionalizados si se generan nuevos puestos de trabajo, con 9.104 afiliados más que permiten enlazar hasta 15 meses consecutivos de creación de empleo, es el menor incremento desde diciembre de 2020.
España, pese a todo, mantuvo una media de 20.340.964 trabajadores afiliados durante el mes de julio -20.111.141 si se eliminan los efectos de la estacionalidad-, es decir, la segunda mejor cifra de toda la serie histórica tras el récord alcanzado en junio. Pero, tras la euforia que supusieron los buenos datos de la Encuesta de Población Activa (EPA) del segundo trimestre, hace apenas cinco días, los síntomas de agotamiento del impulso que animaba el mercado laboral tras el final de las restricciones por la pandemia y de un cambio de tendencia son ya evidentes.
Síntomas de agotamiento del mercado laboral
«La coyuntura económica empieza a notarse en el mercado de trabajo. La inflación y las consecuencias de la guerra en Ucrania marcan un escenario incierto y complicado», reconocía este martes la vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo y Economía Social, Yolanda Díaz, quien la semana pasada, tras la publicación de la EPA, ya deslizó que en julio se apreciaban indicios de ralentización. Y es que el estancamiento se detecta en prácticamente todos los sectores económicos y, sobre todo, en los servicios, donde el paro aumentó en 11.237 personas durante el mes de julio.
Si se observa la afiliación a la Seguridad Social, se aprecia que la hostelería incorporó a 22.980 trabajadores, la mitad que en junio, y que el tirón de las actividades sanitarias, con 51.444 afiliados más, y del comercio, que sumó 39.259, no pudo contrarrestar la caída del 11,15% en la afiliación de la educación, donde se notó el fin del curso escolar y de los contratos de muchos profesores.
El paro también aumentó, aunque levemente, en la agricultura y en la construcción. Y solo se redujo en la industria, con 1.909 desempleados menos que en junio, y entre las personas que no tenían un empleo anterior, ya que 7.899 encontraron su primer trabajo a lo largo del mes de julio.
En este sentido, uno de los pocos datos positivos que arroja el mercado laboral en julio es que el paro juvenil sigue descendiendo: hasta 12.604 personas menores de 25 años salieron de las listas del SEPE, lo que representa una reducción del 6,26% y deja el total de parados de esa franja de edad en 188.605, la cifra más baja de toda la serie histórica. Por el contrario, el desempleo aumentó un 0,65% entre los mayores de 25 años, con 18.555 parados más.
El parón del empleo se ceba con las mujeres
Por el contrario, las grandes perjudicadas del parón que ha sufrido el mercado de trabajo en julio han sido las mujeres: mientras el paro masculino baja ligeramente, con 1.343 solicitantes del empleo menos respecto a junio, hay 4.573 mujeres más sin empleo, para un total 1.728.388 paradas, frente a 1.155.424 hombres.
En términos de afiliación, la media de julio fue de 10.860.380 hombres trabajando, 48.000 más que en el mes anterior, al tiempo que las mujeres perdieron 55.365 cotizantes, para un total de 9.480.585 trabajadoras afiliadas. En otras palabras, toda la destrucción de empleo, la primera constatada en un mes de julio en dos décadas, se explica por la caída de la afiliación entre las mujeres. Pese a todo, si se considera el último año, el empleo femenino ha crecido en 428.000 afiliadas, por encima de los 366.000 afiliados añadidos en los últimos doce meses.
En cuanto a los contratos, en julio se firmaron 113.000 contratos menos que en junio y la proporción de contratos temporales volvió a aumentar, hasta el 58,6%, si bien los contratos indefinidos siguen por encima del 40% tras el extraordinario impulso que ha supuesto en los primeros meses del año la reforma laboral.
Ese impulso se deja notar en los datos de afiliación, ya que, según los datos del Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, los afiliados con contrato indefinido alcanzan el 72,5% del total en julio, lo que supone casi diez puntos más que hace un año, mientras que los que tienen contrato temporal bajan al 18,9%, cuando antes de la pandemia, en julio de 2019, superaban el 30%.
Disparidad por regiones
La evolución del mercado laboral por regiones muestra una notable disparidad en el mes de julio. En términos de afiliación, la creación de empleo se concentra en regiones como Baleares, que suma 13.860 afiliados (un aumento del 2,34%); Cataluña, que añade otros 13.306 (0,37%) o Cantabria, con 4.267 más (1,88%).
En el otro extremo, Madrid es la región que más empleo destruye en términos absolutos, con 21.606 afiliados menos (-0,63%), seguida de Andalucía, con una reducción de 19.992 (-0,61%), si bien La Rioja es la que más pierde en términos relativos, al quedarse sin 2.188 puestos de trabajo (-1,61%).
En cuanto al paro, los mayores incrementos, por encima del 2%, se detectan en La Rioja y Baleares, aunque Cataluña y Madrid se anotan la mayor cantidad de nuevos desempleados, con 3.310 y 2.432, respectivamente.
El desempleo se reduce sobre todo en Cantabria y Asturias, donde cae en torno a un 2,5%, si bien son la Comunidad Valenciana y Andalucía las regiones que más gente sacan de las listas de empleo, con 2.937 y 2.263 personas menos, respectivamente, en las listas del paro.