Falta personal cualificado, personal con formación o experiencia, y falta en prácticamente todos los sectores tradicionales. Es una situación que se repite desde hace tiempo, especialmente desde la pandemia. Explican los empresarios que con las restricciones de entonces y los consecuentes cierres de negocios, muchos profesionales decidieron cambiar de sector.
Pero tampoco hay relevo generacional. Los jóvenes hoy tienden a una formación más tecnológica frente a los oficios «de toda la vida». Y esto ha provocado numerosos problemas en sectores como la hostelería, donde «hacen falta camareros, cocineros, personal de sala… pero, sobre todo, hace falta gente con ganas de trabajar». Lo dice Jorge Ameneiro, responsable del restaurante La Bodeguilla de Santa Marta. Él lleva 30 años en este trabajo y reconoce que «no es lo habitual, porque la hostelería es para muchos un trabajo transitorio». Y eso que el sector ha mejorado las condiciones salariales y laborales: «Se necesitaba un apoyo del hostelero para hacer que el empleado esté contento y retenerlo y la única manera de hacerlo era esta: mejorando los sueldos, los horarios, facilitando la conciliación familiar».
No hay candidatos interesados
Pero otros trabajadores del sector van más allá y apuntan a la falta de interés por parte de muchas personas. «La semana pasada teníamos dos entrevistas de trabajo y no se presentó ninguno de los candidatos. Intentamos dar trabajo a la gente, pero parece que no lo quieren», cuenta David Gómez, del restaurante Las Vegas. Como consecuencia, algunos negocios se ven obligados a «trabajar con el personal que hay, reducir el aforo, cerrar más días a la semana y asumir más horas de trabajo entre los empleados de plantilla», subraya.
Y esto a pesar de que España sigue encabezando la lista de países desarrollados con mayor desempleo, con un 12,8%.
Pero la hostelería no es el único sector. «Faltan electricistas, faltan fontaneros, faltan médicos…», señala Chelo Romero, del restaurante Abellá. Y faltan profesionales de la construcción. «Es un sector envejecido al que le cuesta mucho atraer gente. En Galicia, cada año, hacen falta unos 2.700 trabajadores sólo para cubrir la tasa de reposición, es decir, para cubrir los puestos de trabajo de quienes se jubilan», nos cuenta Fernando García, gerente de la Fundación laboral de la construcción en Galicia. Como consecuencia de esta falta de personal, muchas empresas están dejando de optar a obra pública o privada. Esta situación está generando pérdidas en todos los sectores afectados.