Los socialistas prometieron en su programa electoral avanzar para combatir la brecha salarial de género
La lucha contra la brecha salarial entre mujeres y hombres es una de las reivindicaciones históricas del feminismo que el nuevo Gobierno de Pedro Sánchez se ha comprometido a abordar en su rol de «feminista».
Los sindicatos mayoritarios, CCOO y UGT, quieren recoger el testigo de la manifestación del pasado 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer y de la huelga feminista, incluyendo en su manifiesto esta causa para llamar a la movilización de los trabajadores y trabajadores. «Queremos repetir, bien alto, lo que millones de personas ya corearon el pasado día 8 de marzo: feminismo es igualdad, y por tanto, feminismo es progreso«, señala el documento.
Este año, la jornada de reivindicación social del 1 de mayo se desarrollará apenas tres días después de la celebración de los comicios generales del 28 de abril, una cita electoral en la que el PSOE ha cosechado 123 escaños y tras la que, previsiblemente, Sánchez liderará el próximo Ejecutivo. Los socialistas prometieron en su programa electoral avanzar para combatir la brecha salarial de género, para «seguir profundizando en materia de transparencia salarial», potenciar «las inspecciones de trabajo» e incrementar «el régimen sancionador».
Asignatura pendiente
En la pasada legislatura con Pedro Sánchez al frente de la Moncloa, el Gobierno dio un paso hacia la reducción de la brecha salarial al implantar la obligación para las empresas de la publicación de tablas salariales. Asimismo, tal y como señala el PSOE en su programa electoral, la aprobación de la ampliación gradual del permiso de paternidad a 8 semanas en 2019, 12 semanas en 2020 y 16 semanas en 2021 es también una herramienta en la lucha contra la brecha de género en el mercado laboral.
Pero según argumentan desde los sindicatos, «falta mucho por hacer». «Las medidas tomadas son insuficientes para alcanzar la igualdad real y efectiva, por lo que es necesario recorrer un camino aún muy largo, en el que la movilización y la presión sobre los poderes públicos es un recurso esencial». En este sentido, y ante el «renacimiento de posiciones de sublimación del machismo» que se creían «enterradas», instan a «reforzar las políticas de género».
Entre otras reclamaciones, exigen «romper los techos de cristal, conseguir la igualdad salarial, acabar con la división sexual del trabajo y con la segregación de la mujer en el mercado laboral».
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