El Banco Central Europeo (BCE) ha explicado que en caso de que las condiciones de financiamiento afecten las medidas para combatir los efectos de pandemia de Covid-19, tomará nuevas medidas.
El BCE puede verse forzado a incrementar sus medidas de apoyo en el caso de que un alza de los tipos reales a largo plazo, incluso en caso de reflejar las mejores perspectivas económicas, implicase un endurecimiento prematuro de las condiciones de financiación que amenazase con socavar el apoyo de las políticas desplegadas, poniendo así en peligro la recuperación, según ha señalado Isabel Schnabel, representante alemana en el directorio de la institución.
En un entorno en el que los bajos tipos de interés limitan el efecto de esta herramienta de los bancos centrales, la alemana ha subrayado la importancia de preservar de manera creíble el compromiso de mantener unas condiciones de financiación favorables durante el tiempo necesario y evitar que la política monetaria se convierta en una fuente de incertidumbre.
En este sentido, la economista ha explicado que los cambios en los tipos nominales deben ser monitoreados de cerca e interpretados a la luz de las fuerzas que los impulsan, señalando que un aumento en las expectativas de inflación es una señal positiva de que las medidas de política están dando frutos, añadiendo que un alza gradual de los rendimientos reales no representa necesariamente un motivo de preocupación si refleja la mejora de las perspectivas de crecimiento.
Sin embargo, Schnabel ha advertido de que un aumento de las tasas reales a largo plazo en las primeras etapas de la recuperación, incluso si refleja unas mejores perspectivas de crecimiento, puede retirar el apoyo fundamental de las políticas demasiado pronto y de manera demasiado abrupta, dado el estado aún frágil de la economía. «Entonces, la política (monetaria) tendrá que aumentar su nivel de apoyo», ha afirmado.
Las palabras de Schnabel se suman a las de Christine Lagarde, presidenta del BCE, quien el pasado lunes aseguraba que la institución está vigilando «de cerca» la evolución de los intereses nominales de los bonos públicos a largo plazo como parte de su política para evaluar si las condiciones de financiación de la economía siguen siendo «favorables».
De este modo, ante la escasa probabilidad de que la situación actual de baja inflación y bajas tasas de interés cambie en el corto plazo, la alemana ha expresado la necesidad de reconsiderar cómo las políticas monetaria y fiscal deben complementarse entre sí para proteger a la economía, para lo que se requiere de políticas monetarias y fiscales no convencionales.
«Los bancos centrales deben establecer y preservar un nivel de condiciones de financiamiento que permita un gasto público y privado sostenible. La política fiscal, a su vez, debe reconocer su papel en la transmisión de la política monetaria en un entorno de baja inflación y bajas tasas de interés», ha concluido, reclamando un marco institucional que cree las herramientas y el espacio para que la política fiscal respalde los esfuerzos del banco central.
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