El Banco de España ha publicado el capítulo 4 de su informe anual, centrado en el calentamiento global y la transición energética bajo el título La economía española ante el reto climático, y que aborda la lucha contra el cambio climático, al que califica como «uno de los mayores desafíos a los que se enfrenta nuestra sociedad». Dentro de las medidas que recomienda, el organismo pone el foco en el aumento de impuestos medioambientales, y recalca que «la imposición medioambiental constituye el mecanismo más eficiente para que los agentes económicos internalicen las consecuencias climáticas de sus decisiones».
Al mismo tiempo, cree que la recaudación de España está «muy por detrás y de forma persistente» del resto de países de nuestro entorno, por lo que considera que hay margen para aumentar la carga impositiva. Según el trabajo recién publicado, las políticas públicas, en especial en materia fiscal y en el ámbito de la regulación de la actividad económica, «han de desempeñar un papel protagonista en la transición ecológica».
Además, alude a la brecha de recaudación que existe en España por este concepto, ya que el país se encuentra en el grupo de economías de la Unión Europea en las que la fiscalidad medioambiental presenta una menor recaudación relativa. Por lo tanto, considera que «es imprescindible potenciar y mejorar el diseño de la fiscalidad medioambiental en nuestro país, para que la economía española pueda avanzar eficientemente en el proceso de transición ecológica».
A su entender, además de desincentivar las actividades medioambientalmente más dañinas a través de la imposición medioambiental, la política fiscal debe desempeñar un papel fundamental en el impulso de inversiones necesarias para facilitar la transición ecológica. Aunque también reconoce que no es el momento de implementarla porque el país aún no se ha recuperado de la pandemia y se ha tenido que enfrentar a los efectos de la guerra en Ucrania.
Para el director general de Economía y Estadística de la entidad, Ángel Gavilán, «es imprescindible potenciar y mejorar el diseño» de los impuestos verdes para «avanzar en la lucha contra el calentamiento global», según ha afirmado durante la presentación del capítulo sobre cambio climático que se incluirá en el informe anual del Banco de España.
Una mayor recaudación por estos conceptos, según Gavilán, permitiría aliviar la carga impositiva en otros impuestos, como los del trabajo, e incluso compensar a aquellos hogares más vulnerables y a los que les cuesta más llevar a cabo la transición ecológica. Esas medidas, ha insistido, deberían ser «temporales» y estar «muy bien diseñadas» para que fomenten un cambio de hábitos, porque «si se dan subsidios para hacer lo mismo, entonces no se consigue nada».
«Profundo cambio estructural»
El informe explica cómo la mitigación y la adaptación al proceso de cambio climático conllevarán un «profundo cambio estructural» en el modelo de crecimiento económico español, que tendrá implicaciones muy relevantes en prácticamente todos los ámbitos. Así, destaca la «extraordinaria incertidumbre» que estos retos podrían suponer para el conjunto de la economía, y advierte de que «si las emisiones de gases de efecto invernadero no se reducen de forma importante en las próximas décadas, el impacto económico de los riesgos físicos asociados al calentamiento global podría ser muy elevado». Por ello, pide tanto a Gobiernos como a agentes económicos que contribuyan «muy activamente» en este proceso
El Banco de España reconoce que el avance hacia una economía de bajas emisiones también implicará «algunos riesgos de transición considerables», por lo que recomienda llevar a cabo un proceso de transición ordenado, que se caracterice por un alto grado de coordinación internacional. «Dada la magnitud del reto climático, todas las políticas y todos los agentes económicos deberían contribuir muy activamente en el proceso de transición ecológica. En particular, los Gobiernos han de desempeñar un papel protagonista en este proceso», manifiesta.
Asimismo, avisa de que tanto el sistema financiero como los bancos centrales tienen que contribuir en el proceso de transición ecológica, ya que «sin la participación activa del sistema financiero no será posible canalizar, de forma eficiente, el cuantioso volumen de recursos que se requiere para desarrollar nuevas tecnologías verdes y para que hogares y empresas puedan adoptarlas de forma generalizada».
Consecuencias graves e irreversibles
Según recuerda la nueva publicación del Banco de España, de acuerdo con el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC, por sus siglas en inglés), la temperatura global aumenta unos 0,2 ºC por década y, en los últimos diez años, ya se ha situado 1,1 ºC por encima de los niveles preindustriales. El IPCC advierte de que, a menos que se produzca una reducción muy significativa de las emisiones de gases de efecto invernadero, entre los que destaca especialmente el dióxido de carbono (CO2), el proceso de calentamiento global seguirá avanzando, lo que podría tener consecuencias muy graves -algunas irreversibles- para el planeta.
Como consecuencia del calentamiento global, los episodios meteorológicos extremos son cada vez más frecuentes, por lo que se prevé que en los próximos años puedan producirse fenómenos que tengan un altísimo impacto humano y económico, como el incremento del nivel del mar, la pérdida de biodiversidad, o una mayor frecuencia de olas de calor, sequías, inundaciones, ciclones y huracanes.
El informe del Banco de España se lamenta de que, a pesar de las medidas adoptadas hasta ahora, aún no se observa la reducción tendencial de las emisiones de gases de efecto invernadero a la que se comprometieron los países firmantes del Acuerdo de París, algo que nuevamente se ha puesto en evidencia durante la COP26 celebrada en Glasgow en noviembre de 2021. En este sentido, recalca que continuar avanzando en la lucha contra el calentamiento global exigirá reforzar la coordinación internacional, y considera «fundamental» que las economías avanzadas apoyen a las emergentes en la adaptación al cambio climático y en su mitigación.
Especial vulnerabilidad de España
Sobre la situación concreta de España y su especial vulnerabilidad ante el calentamiento global, el trabajo incide en el consenso científico que existe acerca del hecho de que la península ibérica podría verse sensiblemente afectada por los riesgos físicos asociados al cambio climático. «Aunque sujetas a una elevada incertidumbre, estas previsiones apuntan a la necesidad de desarrollar y de implementar una estrategia ambiciosa de mitigación y de adaptación al cambio climático en nuestro país», expresa.
«Como parte de esta estrategia, y para alcanzar los compromisos medioambientales adquiridos, será necesario el despliegue, en los próximos años, de un amplio abanico de iniciativas con capacidad para provocar una profunda transformación en el modo en que se desenvuelve la actividad económica y social. El reto transformacional al que se enfrenta la economía española es de un enorme calado», añade, recordando que las actividades productivas con más emisiones de gases de efecto invernadero en España son las manufacturas, la agricultura, el transporte y el suministro de electricidad y de gas.
Igualmente, el informe del Banco de España ha estimado una incidencia «asimétrica» de este proceso para los hogares españoles. Según evidencia, el patrón de consumo de los hogares españoles con menores niveles de renta muestra un mayor contenido en carbono, mientras que la cantidad de emisiones por euro gastado también es mayor entre los hogares españoles con menor nivel educativo, los que no son propietarios de su vivienda, los más numerosos y los que residen en municipios de menor tamaño.
El organismo económico concluye que existen claros indicios de que los distintos tipos de hogares pueden verse afectados «de forma muy dispar» por el proceso de transición ecológica, por lo que «sería conveniente que las políticas públicas articularan mecanismos para compensar, con carácter temporal, a los hogares más vulnerables».
Exposición del sector bancario
El informe también destaca que, para movilizar el enorme volumen de recursos que requieren tanto la lucha contra el cambio climático como la transición ecológica, resulta imprescindible la participación activa del sistema financiero, y advierte de que el sector bancario está expuesto a los riesgos derivados del cambio climático y de la transición ecológica, fundamentalmente, a través del crédito concedido a las actividades productivas.
Para el Banco de España, los riesgos a los que se que enfrentan las entidades de crédito podrían suponer una amenaza para la estabilidad financiera, lo que exige «una respuesta decidida por parte de los bancos centrales», a los que recomienda que contribuyan incorporando criterios de sostenibilidad en sus carteras de inversión propias.
«Existe un amplio consenso en que el calentamiento global supone un extraordinario riesgo para nuestro planeta y en que las emisiones de gases de efecto invernadero deberían reducirse de forma muy importante en los próximos años. Además, la reciente invasión de Ucrania por Rusia y las tensiones geopolíticas -presentes y futuras- vinculadas a esta guerra también parecen aconsejar que, desde la perspectiva europea y española, se acelere la reducción de nuestra elevada dependencia de los combustibles fósiles», concluye el informe, que pide que «tanto en nuestro país como a nivel internacional, la imposición medioambiental, la inversión pública y la regulación de la actividad económica han de ser las palancas fundamentales con las que impulsar la transición ecológica».