Desde hace unos años estamos observando un aumento considerable de la temperatura a nivel global, que ha provocado que cada vez vivamos veranos más largos y calurosos, con episodios de calor más extremos. Tal y como muestran los datos, 2022 fue el año más cálido en la serie histórica de España, por eso, Arup, la firma global de desarrollo sostenible, ha elaborado una lista de diez consejos para reducir el impacto sobre la salud de las personas de las altas temperaturas en las ciudades.
En primer lugar, Arup destaca la importancia de la previsión, la planificación y la monitorización. Así, el decálogo recuerda que, ante las olas de calor, es clave contar con una buena previsión meteorológica, monitorear y preparar una rápida respuesta a los diferentes acontecimientos climáticos que puedan suceder y así garantizar un suministro mínimo de agua y energía para fortalecer la respuesta ante las altas temperaturas.
Además, en el listado también se ponen en relevancia el papel de la educación y la preparación. Por eso, Arup recomienda realizar campañas educativas que brinden recomendaciones y protocolos durante períodos climáticos extraordinarios.
La anticipación a una ola de calor es clave, y más ahora que las altas temperaturas llegan cada vez más temprano y con más fuerza. Para esto es necesaria una planificación urbanística con perspectiva climática orientada a reducir el impacto de estos fenómenos, ya que los elementos del entorno construido pueden ser un aliado muy eficaz.
En esta línea, Arup recomienda implementar intervenciones en el entorno urbano que eviten la exposición directa a la radiación solar, con la incorporación de elementos que proporcionen sombra, como cubiertas, toldos o árboles. La firma también aconseja incrementar la reflectividad de los materiales de superficies expuesaos al sol para disminuir su emisión de calor ya que estos materiales – especialmente las superficies duras y oscuras – actúan como acumuladores de energía térmica que se vuelve a emitir por la noche, incrementando el efecto de isla de calor, y evitando el tan necesario enfriamiento nocturno para evitar temperaturas extremas durante el día. El uso de colores claros y superficies permeables naturalizadas es una estrategia óptima para mitigar este efecto.
Asimismo, Arup propone mejorar el aislamiento de las fachadas y cubiertas de los edificios para optimizar su eficiencia energética, para así minimizar la transmisión térmica de los cerramientos y evitar que aumente la temperatura en los espacios cerrados reduciendo a su vez la necesidad del uso del aire acondicionado. También destaca el fundamental papel de la vegetación en el entorno urbano, que no solo aporta beneficios ambientales, sino que también, por los procesos físicos de las plantas y la evapotranspiración, tienen una alta capacidad de regulación de la temperatura y de mantenimiento de la humedad, que consigue incrementar la sensación de confort en ambientes secos.
Hay que tener en cuenta que, además, las personas, a través de nuestras actividades, tenemos un impacto directo en el incremento de temperaturas urbanas, principalmente ligado al uso de equipos que expulsan calor para su operación, como pueden ser los equipos de generación de frío o equipos de combustión (automóviles, calderas…). En este sentido, los expertos te Arup recomiendan reducir la liberación de calor proveniente de vehículos y sistemas de climatización Todas las medidas enumeradas anteriormente contribuyen a la creación de condiciones micro-climáticas que eviten el uso del aire acondicionado, consiguiendo el doble efecto positivo de enfriamiento activo y reducción de emisiones térmicas antropogénicas.
Por último, también se contemplan aspectos que incrementen la resiliencia a nivel económico y sociales, proponiendo implementar áreas de enfriamiento en zonas urbanas para la población general y permitir la continuación de la actividad en un entorno seguro. Así, Arup recomienda potenciar las zonas verdes y restaurar las áreas fluviales con el objetivo de crear refugios climáticos, como plazas con fuentes o parques en el río.
“Los datos de temperatura registrados en los últimos años muestran los efectos que el cambio climático está provocando en las ciudades españolas, un hecho que ha impulsado a sus dirigentes a tomar medidas para prevenir los efectos negativos. Nuestro decálogo es una herramienta excelente para que administraciones, empresas y la sociedad civil en general, tenga una guía de qué medidas eficientes pueden tomar para paliar las consecuencias negativas de las olas de calor, un fenómeno cada vez más común y frecuente”, apunta Susana Saiz, directora cambio climático y sostenibilidad de Arup en España.