El director general de Economía y Estadística, Óscar Arce, afirma que es necesario mejorar las políticas activas de empleo, al tiempo que ha señalado que los Expedientes de regulación temporal de empleo (ERTE) no han sido efectivos para proteger a los más jóvenes.
Esta reforma, que el Gobierno está negociando con los agentes sociales, se enfoca en prolongar la vida laboral a medida que aumenta la esperanza de vida.
Al mismo tiempo, ha indicado que los jóvenes «se han beneficiado menos de la aplicación de los ERTE» que otros colectivos, debido principalmente a la temporalidad y a que están más presentes en los sectores más afectados por la pandemia, como la hostelería o el turismo
Así lo ha señalado durante su intervención este lunes en la sesión inaugural de la tercera jornada de formación ‘Crisis y Recuperación Económica’, organizada por la Asociación de Periodistas de Información Económica (APIE), en colaboración con el Observatorio de la Realidad Financiera (ORFIN) y con la Universidad de Alcalá.
En su opinión, las vidas laborales deberían ser conformes a las vidas biológicas, es decir, cada vez «más prolongadas». «Es algo que se debe aceptar con naturalidad y como algo positivo», ha remarcado Arce tras insistir, no obstante, en que esto plantea nuevas demandas que requerirán proporcionar a los trabajadores nuevos conocimientos y herramientas a lo largo de los años para la reasignación de tareas conforme los trabajadores van envejeciendo.
«Vamos a necesitar estar más tiempo activos si se mantiene la tendencia de vivir cada vez más. Es un reto mayúsculo para España dada la senda de envejecimiento», ha remarcado el director general de Economía y Estadística del organismo supervisor.
Sobre las políticas activas de empleo, Arce ha instado a replantear el catálogo, ya que hoy en día «no son las mejores», por lo que ha urgido a que sea «una prioridad» ante el reto al que se enfrentan los jóvenes tras la crisis, dada su elevada precariedad y presencia en sectores vinculados con actividades sociales, como el turismo, que han sido más golpeados por la pandemia.
LOS ERTE HAN BENEFICIADO MENOS A LOS JÓVENES
Los efectos de la crisis tienen lugar en un contexto de elevada vulnerabilidad laboral que refleja, entre otros factores, la intensa dualidad del mercado laboral español, lo que también condiciona la incidencia y efectividad de los Expedientes de Regulación Temporal de Empleo (ERTE) entre los trabajadores más jóvenes.
En este sentido, Arce ha señalado que los jóvenes «se han beneficiado menos de la aplicación de los ERTE» que otros colectivos. Según los datos del último trimestre del año, la probabilidad de encontrar un empleo para un joven era mayor «si no estabas en ERTE que si estabas en ERTE», por lo que este sistema «no estaba facilitando su reinserción en el mercado laboral, destacó.
FRACASO DE LAS ÚLTIMAS REFORMAS LABORALES
Según ha alertado Arce, la pandemia está impactando con especial intensidad en las rentas laborales de los jóvenes, lo que está provocando un aumento del ya de por sí elevado porcentaje de jóvenes sin ingresos, que alcanzó un 35% a finales de 2020. Además, ha advertido de que la incertidumbre sobre la renta futura es mayor entre los jóvenes, los trabajadores con contrato temporal y aquellos con rentas bajas, algo que se incrementa con la crisis.
Ante esto, Arce ha lamentado que las últimas reformas laborales «no se han hecho bien», ya que no han conseguido atajar algunos de los principales problemas del mercado de trabajo, como la dualidad. «Hay que hacer mucho en el mercado de trabajo», ha insistido.
PROCESO DE CONSOLIDACIÓN FISCAL TRAS LA RECUPERACIÓN
Según ha advertido Arce, la pandemia ha requerido un fuerte estímulo fiscal que, a futuro, deberá dar paso a un proceso sostenido de consolidación, que deberá iniciarse «cuando la recuperación económica esté asentada».
Este reto de «reconstruir» los márgenes de la política presupuestaria conllevará que el periodo de consolidación sea previsiblemente prolongado, con un participación relevante de las generaciones jóvenes.
En este sentido, ha apuntado que los objetivos medioambientales fijados para 2030 son ambiciosos y la política fiscal deberá desempeñar un papel preeminente en la gestión de la transición hacia una economía medioambientalmente sostenible, ya que España presenta una brecha de recaudación, respecto a la zona euro, de impuestos medioambientales de 0,8 puntos porcentuales de PIB.
Por ello, cree que los os fondos europeos pueden utilizarse para, además de impulsar inversiones verdes (39% según el Plan de Recuperación), aliviar algunos costes de transición e impulsar y financiar reformas, que requieren de «consenso».
Además, Arce ha alertado de que el envejecimiento poblacional y los ajustes recientes elevan considerablemente el gasto actual y previsto en materia de pensiones y ha señalado que los ajustes en este ámbito se verán influidos por la evolución de la propensión social hacia la introducción de ciertas reformas.
«Mantener la tasa de beneficio actual exigiría un aumento notable de las contribuciones, y mantener las contribuciones actuales comportaría una reducción significativa de la tasa de beneficio», ha explicado.
UN RETO PARA LA EDUCACIÓN
Desde el Banco de España han advertido de los posibles efectos de la pandemia en la educación tras el cierre de colegios, universidades y centros de formación para evitar la propagación del virus.
Aunque todavía no se dispone de evidencia sobre el efecto del cierre de colegios y universidades durante el confinamiento en España, ya hay estudios que señalan que en EEUU se registró una caída del 50% del rendimiento en matemáticas en colegios con mayor cantidad de estudiantes con renta baja, mientras que en Bélgica se advirtió de una reducción significativa de resultados en matemáticas y lengua en los exámenes de junio de 2020.
Por ello, Arce ha instado a vigilar y documentar «con cuidado» en los próximos años el efecto de la pandemia en la educación en España en un contexto en el que el país parte de una situación comparativamente desfavorable respecto al resto de economías desarrolladas.
Sin embargo, la falta de oportunidades profesionales ha propiciado que más jóvenes continúen sus estudios de formación reglada a lo largo de 2020, algo distinto a lo ocurrido con las generaciones de los 70s y mediados de los 90s, cuyo desarrollo educativo deterioró por el boom inmobiliario