España es el primer inversionista en Perú con más de 700 empresas instaladas en el país andino. Así lo asegura a IberoEconomía Aurelia Ramírez, gerente de la Cámara de Comercio de Perú en España (CCPE), quien indica que los inversores españoles se sienten atraídos por la seguridad del mercado peruano.
Mucho ha llovido ya desde aquella primera oleada de inversión española en Perú, en los años 90, protagonizada por las empresas de telefonía, y que supuso el punto de partida al desembarco de las grandes empresas multinacionales en el país de América Latina. Aunque no sólo las principales empresas del IBEX han ganado presencia en el país. En los últimos años, también han quedado seducidas las PYME españolas.
La inversión española sigue concentrada en el sector de las telecomunicaciones, al que se suman el sector servicios y el de la construcción. El centralismo presente en el modelo peruano hace que Lima, su capital, origine el 54 por ciento de su Producto Interior Bruto (PIB), siendo lógico que sea una de las zonas más cotizadas por las compañías extranjeras para invertir. “Casi todas las empresas, inclusive las mineras o las agroindustriales, tienen la sede administrativa y operativa en Lima”, explica Ramírez. No obstante, Piura, Trujillo, Chiclayo, Arequipa o Cuzco también están “ávidas” en la recepción de inversión extranjera.
Para Ramírez, el atractivo de Perú radica en su “economía abierta y emergente”. Un mercado que, si bien no cuenta con la madurez de los de Chile, Colombia o México, resulta muy atractivo porque ofrece seguridad jurídica desde hace más de dos décadas.
“No somos un mercado que de la noche a la mañana diga que va a nacionalizar o a dar un nuevo marco regulatorio. El de Perú es un mercado previsible y eso da seguridad al inversionista”, apunta.