La necesidad de falta de liquidez y de dinero en efectivo ha aumentado en el régimen de Nicolás Maduro y por tanto el número de vuelos relacionados con el narcotráfico.
La circulación de cocaína desde Venezuela a Estados Unidos se ha disparado. Aunque podría pensarse que debido al colapso y a la gran crisis del país esta práctica podría haberse paralizado ha ocurrido todo lo contrario, la necesidad de falta de liquidez y de dinero en efectivo ha aumentado y por tanto el número de vuelos sospechosos.
Según recoge el medio ‘CNN’, varios funcionarios de Estados Unidos e Iberoamérica dicen que son la propia Fuerza Armada y la élite política del país los que facilitan el tráfico y por tanto el negocio de la cocaína. Venezuela podría haberse convertido en un punto de paso clave entre Colombia y Estados Unidos para este oscuro negocio.
Gran parte de la cocaína que proviene de Iberoamérica se cultiva en los campos de Colombia. Los vuelos con ruta Venezuela-Colombia se han multiplicado por dos durante los últimos años según un funcionario estadounidense, quien asegura también que ha llegado a ver hasta seis vuelos nocturnos simultáneos.
El negocio de la cocaína es tan rentable que los aviones en los que se transporta la droga saldrían baratos, tan económicos que en muchas ocasiones son de usar y tirar, ya que una vez llegan a su destino son abandonados, incendiados o hundidos en los ríos.
Pero este negocio no solo da para comprar aviones, sino que también produce ganancias, cuyo destino mayoritario son los países de parada en la ruta de estupefacientes.
Algunos funcionarios estadounidenses estimaron que tan solo en 2018 alrededor de 240 toneladas de cocaína fueron llevadas desde Colombia hasta Venezuela, para después ser distribuidas por algunos países del Caribe, desde donde son transportadas en muchas ocasiones a México y de ahí repartidas a distintas ciudades de Estados Unidos.
Autoridades de Venezuela confirmaron que el país está en la ruta de este largo viaje de la cocaína y que los aviones cuentan con unas 50 pistas clandestinas en el estado de Zulia, situado al noreste del país, además, para no ser descubiertos, los aviones viajan con los ‘transponders’ apagados, así no emiten señal y por tanto no pueden ser localizados.
Este negocio está tan estructurado que los narcotraficantes han llegado a negociar con los pescadores locales de los lugares por los que pasan los aviones para recuperar la cocaína que se pierde en los accidentes o cuando son interceptados por los cuerpos de seguridad.
La cocaína es la nueva producción económica de Centroamérica