Donald Trump ha vuelto a marcar la agenda geopolítica con una jugada que podría redefinir el curso de la guerra en Ucrania. En su estilo característico, el expresidente estadounidense busca concretar un encuentro con su homólogo ruso, Vladimir Putin, en Arabia Saudí en las próximas semanas. Esta cumbre, de llevarse a cabo, supondría un giro significativo en el conflicto, con Estados Unidos sentado en la mesa de negociaciones y la Unión Europea relegada, una vez más, al papel de espectadora.

Desde Washington, ya han comenzado a delinearse las condiciones que Ucrania tendría que aceptar en un eventual acuerdo de paz. Una de las más polémicas sería la renuncia definitiva a los territorios ocupados por Rusia desde 2014, una concesión que Kiev difícilmente podría asumir sin una fuerte resistencia interna y el apoyo de sus aliados occidentales. Además, se plantea que Ucrania abandone sus aspiraciones de ingresar en la OTAN, algo que Moscú ha exigido desde el inicio del conflicto y que supondría una victoria diplomática para Putin antes incluso de que comience cualquier negociación formal.

Moscú celebra, Europa se inquieta

El Kremlin no ha tardado en reaccionar. El anuncio de una posible cumbre entre Trump y Putin ha sido recibido con entusiasmo en los medios rusos, que lo presentan como un paso hacia una solución favorable para Moscú. Sin embargo, en Europa la situación se percibe de manera muy distinta. Países como Alemania han manifestado su preocupación ante lo que consideran concesiones anticipadas que podrían debilitar la posición de Ucrania en la guerra. Incluso en Washington, algunos sectores han cuestionado si esta estrategia representa una traición a Kiev.

El secretario de Defensa de Estados Unidos, al ser consultado sobre el tema, negó cualquier abandono de Ucrania, pero dejó en claro que la Unión Europea debe asumir una mayor responsabilidad en frenar la maquinaria de guerra rusa. En otras palabras, para Washington, la carga de la contención de Putin debe recaer cada vez más sobre los hombros de Europa.

La UE y su rol en un nuevo tablero de negociación

Con este nuevo movimiento diplomático, la Unión Europea enfrenta un escenario incierto. Mientras Estados Unidos busca moldear una salida negociada al conflicto, los líderes europeos exigen ser parte fundamental de cualquier acuerdo de paz. “Estamos apoyando a Ucrania y debemos tener un rol en estas negociaciones”, han señalado altos funcionarios de la UE.

España, por su parte, también ha enfatizado la importancia de que Ucrania tenga voz en cualquier conversación sobre su futuro. La ministra de Asuntos Exteriores ha insistido en que es Kiev quien debe definir su propia propuesta, y no los actores externos.

¿Qué esperar de la reunión Trump-Putin?

Si la cumbre en Arabia Saudí llega a concretarse, marcará un punto de inflexión en la guerra en Ucrania y en la geopolítica global. Para Trump, sería una oportunidad de reafirmarse como un negociador clave en un posible acuerdo de paz antes de las elecciones presidenciales en EE.UU. Para Putin, representaría una validación de su estrategia de resistencia ante Occidente.

El gran interrogante es qué significará esto para Ucrania y la UE. Si bien Washington podría buscar una salida negociada, la verdadera batalla diplomática será si Europa logra mantenerse firme en su apoyo a Kiev o si quedará relegada a aceptar decisiones tomadas por otros actores en la escena global.