Portugal impondrá desde la medianoche del domingo controles al tránsito de personas en la frontera con España ante la entrada en vigor de la prórroga del estado de emergencia para contener el avance de la pandemia.
El ministro del Interior portugués, Eduardo Cabrita, ha adelantado las nuevas restricciones fronterizas al término del debate sobre la renovación del estado de emergencia en la Asamblea de la República. La ampliación de esta medida excepcional ha salido de nuevo adelante con el apoyo de los principales partidos.
Cabrita, que ha reconocido que el momento es «particularmente crítico», ha confirmado que se limitarán durante los próximos 15 días los viajes de portugueses al extranjero, «por vía aérea, fluvial y terrestre». Solo se autorizarán los viajes en «casos excepcionales».
El estado de emergencia que comenzará el domingo –en vigor hasta el 14 de febrero– contempla de nuevo la posibilidad de cerrar fronteras con España, como ya ocurriese entre mediados de marzo y principios de julio, en plena primera ola de contagios.
Cabrita se ha referido a esta opción en la rueda de prensa posterior a la reunión de ministros del Interior de la UE, durante la que ha defendido que ese primer cierre fue un «ejemplo» en cuanto a la coordinación con España y cualquier nuevo control se hará con «buena concertación» entre los dos países vecinos.
La ministra de Presidencia, Mariana Vieira da Silva, ha confirmado al término del Consejo de Ministros que habrá «controles» en la frontera terrestre, al mismo tiempo que en Madrid, la ministra de Asuntos Exteriores, Arancha González Laya, reconocía en rueda de prensa que los dos países estaban ultimando una «limitación temporal» de la movilidad fronteriza para controlar los contagios en los dos países.
«En los próximos quince días existe una limitación para viajar fuera del país por parte de los ciudadanos portugueses», ha explicado Vieira, que ha aclarado que las medidas se aplicarán a cualquier tipo de medio, «ya sea por carretera, tren, aire, río o mar».
Así, la ministra portuguesa ha recalcado que «no se trata de un cierre completo de las fronteras» sino un «control de las llegadas». «No estamos en condiciones de aliviar de ninguna manera ninguna medida restrictiva que exista», ha insistido antes de indicar que las medidas en las fronteras terrestres «serán similares» a las que se dieron durante el primer confinamiento y que los «vuelos humanitarios o de repatriación» serán siempre una excepción.
Portugal también ha planteado la posibilidad de suspender vuelos con países de riesgo y ordenar cuarentenas obligatorias a los viajeros, si bien el ministro del Interior se ha mostrado partidario de adoptar este tipo de medidas con un consenso europeo. «Existe la posibilidad de definir reglas caso por caso», ha dicho.
Asimismo, según el Gobierno portugués, el servicio público de salud podrá contratar a profesionales sanitarios formados en el extranjero, mientras que las clases seguirán suspendidas en Portugal hasta el 5 de febrero y, aunque se reanudarán tres días más tarde, no lo harán de forma presencial sino a distancia. Las guarderías, por su parte, permanecerán cerradas otros quince días.
MÁS DE 300 FALLECIDOS EN UN DÍA
El primer ministro portugués, António Costa, admitió el miércoles por la noche en una entrevista en televisión que la situación está «muy mal» por el crecimiento «exponencial» de los contagios en la tercera ola, que ha dejado también «un número dramático» de fallecimientos.
Costa ha admitido que la relajación de los controles durante las fiestas de Navidad está en parte detrás del repunte de los contagios y que, con los datos que hoy están sobre la mesa, «las normas habrían sido diferentes». «Hubo una confluencia entre la aparición de la variante inglesa y las reglas de Navidad», ha explicado. No obstante, ha expresado que «hay una puerta abierta a la esperanza».
Por su parte, el presidente portugués, Marcelo Rebelo de Sousa, ha lamentado que «esta vez la ola arrancó en Occidente» y ha señalado que «Portugal es uno de los primeros –y no será el último– en sufrir la pandemia». «Hay que actuar de forma rápida y drástica», ha aseverado.
«Tenemos que ser más estrictos, más rigurosos, más firmes en lo que hacemos y en lo que no hicimos. Quédate en casa, sal solo para lo imprescindible y con total protección personal y social», ha subrayado.
La Dirección General de Salud ha notificado este jueves nuevos máximos de casos y fallecidos por la COVID-19, con 16.432 positivos y 303 fallecidos en las últimas 24 horas. Desde que comenzó la pandemia, se han confirmado 685.383 casos y 11.608 muertes en Portugal.
Las autoridades sanitarias estiman que hay más de 6.500 enfermos ingresados en hospitales, 782 en unidades de cuidados intensivos, y no ocultan su preocupación por la presión de los centros en ciertas zonas como Lisboa. La ministra de Sanidad, Marta Temido, ha exhortado a los hospitales de la capital a habilitar todas las camas de las que dispongan.
Solo en la región de Lisboa y Valle del Tajo se han notificado este jueves 8.621 casos nuevos y 142 fallecidos más por la COVID-19, por delante de los 4.057 positivos y 60 víctimas mortales registradas en la zona Norte. En el Centro, se han confirmado 2.736 casos y 66 muertes más en 24 horas.
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