A una semana de las elecciones en Portugal, el mercado de trabajo y los bajos salarios son algunas de las asignaturas pendientes del nuevo gobierno para salir de la crisis por la pandemia. La población inmigrante es, precisamente, la más vulnerable en estas cuestiones.
Ejemplo de ello es la asociación caboverdiana de Lisboa lleva 50 años ofreciendo apoyo a las familias más vulnerables. Ahora mismo atiende a un centenar con programas específicos para garantizar la lactancia.
El problema es que la pandemia ha incrementado la pobreza y disminuido los ingresos de la asociación. De mil socios que tenían hace cinco años apenas superan los 300. Y temen cerrar sus puertas si el gobierno no les ofrece apoyos.
El piso donde ofrecen asesoramiento de trabajo y vivienda y dan comidas de lunes a viernes tiene un alquiler muy caro porque está en el centro de Lisboa.
Creen que los políticos no se han preocupado por ellos y ven pocas oportunidades laborales. «No hemos visto ningún programa electoral ambicioso de cambiar la política de migración, de cambiar la política de integración o la política de educación», denuncia Luis Sinate.
Este mozambiqueño lleva más de 20 años en Portugal, es socio de la asociación caboverdiana y da clases en un instituto de Lisboa.
La población inmigrante reivindica su papel en la sociedad
Sinate considera que el futuro gobierno que salga elegido debe tener en cuenta más a la población inmigrante y pensar también en un pacto para la educación.
El problema, explica, es que los salarios que son muy bajos. Además, la pandemia ha acabado con el empleo menos cualificado, como el de la construcción o las empleadas del hogar.
Una situación que afecta especialmente a las mujeres caboverdianas, pues la mayoría trabaja en este sector.
Ana María Santos es miembro de la asociación y trabaja en el ayuntamiento de Lisboa. Asegura que las personas no tienen condiciones ahora para tener una casa o un empleo. Y con la COVID-19, dice, muchas empleadas domésticas lo perdieron.
La subida de los salarios, lo que debe resolver el próximo gobierno
El salario mínimo en Portugal apenas supera los 700 euros. Esta ha sido una de las batallas políticas entre el gobierno socialista de Costa, que prometió subidas que no convencieron a la izquierda cuando tumbaron los presupuestos y abocaron al país a las elecciones anticipadas que se celebran el próximo 30 de enero.
Además de estar congelados, los sueldos del personal de la Administración, médicos o profesores siguen siendo muy bajos.
Precisamente, la fuga de médicos ha sido una constante en los últimos diez años. Y lo mismo ha ocurrido con profesores que han dejado de serlo porque tenían su escuela muy lejos y no podían pagarse otra casa.
La tasa de paro en Portugal está en torno al 6 %. La población inmigrante, contribuyó con mas de mil millones de euros para la Seguridad Social en 2021 y, sin embargo, apenas se ha revertido en pensiones, señala Luis Sinate.
Filomena lleva dos años como presidenta de la asociación caboverdiana. Dice que son apolíticos, aunque estos días están teniendo la visita de muchos partidos.
Les vemos con una comitiva del Partido socialista. Asegura que ahora es el momento de que el Estado se fije en asociaciones como la suya, que están haciendo el trabajo que tenía que haber hecho el gobierno.
Van a votar, eso seguro, cuenta. Recuerda que es un derecho y una obligación, pero cree que el camino para salir de esta crisis va a ser largo. Falta solidaridad y sin solidaridad no se puede salir, lamenta.
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