La situación afecta principalmente a países como México, El Salvador y Brasil frente a Chile, que es la región donde menos casos se dan.
Son 20 millones de jóvenes iberoamericanos los que no trabajan pero tampoco estudian, es decir, el 21 por ciento de la población ‘millennial’, según el estudio ‘Millennials en América Latina y el Caribe: ¿Trabajar o estudiar?’, que ha analizado la precaria situación de más de 15.000 jóvenes de entre 15 y 24 años en nueve países entre los que se encuentran Brasil, Chile, México o Perú.
De los jóvenes de la región, el 40 por ciento se dedica a estudiar o capacitarse, el 21 por ciento trabaja y el 17 por ciento realiza ambas labores. Sin embargo, existe un gran porcentaje (21 por ciento) que representa a aquellos que ni estudian ni trabajan, un grupo conformado en su mayoría por mujeres y jóvenes con menos recursos. Destacan por localizarse en su gran mayoría en México, El Salvador y Brasil frente a Chile, que es la región donde menos casos se dan.
El estudio revela que «los ‘ninis’ no son jóvenes carentes de obligaciones, sino que realizan «otras actividades productivas» como dedicar su tiempo a la búsqueda de trabajo o prestar ayuda en negocios familiares. «Los ‘ninis’ son los que identifican con mayor énfasis la violencia y la inseguridad como un problema para su país, y las drogas como la amenaza constante del dinero fácil que los aleja de sus aspiraciones educativas y laborales«, recalca el informe.
Pese a que la cobertura de la educación se ha extendido por toda la región iberoamericana, actualmente siguen existiendo brechas en la enseñanza. En Brasil, la media temporal en etapa estudiantil de la población es de 10 años. Además, en los países analizados se suele empezar a trabajar a los 16, en un mercado laboral con una alta tasa de desempleo donde el 70 por ciento no cuenta con un contrato laboral firmado por el empleador.
Otro dato sorprendente que arroja el informe es el rezago de las habilidades cognitivas de los jóvenes de América Latina. El 40 por ciento no es capaz de realizar correctamente cálculos matemáticos extremadamente sencillos, útiles para la vida diaria como repartir una cantidad de dinero en partes iguales. Además, menos de una cuarta parte habla inglés con fluidez, un problema muy extendido que limita notablemente la entrada al mundo laboral.
Datos preocupantes que junto con la alta rotación (3,5 trabajos en cuatro años de vida laboral de promedio) convierte el futuro de esta generación en un venidero poco alentador y sin incentivos para invertir en formación.