La pandemia del coronavirus y la crisis económica que ha generado está afectando fuertemente a las inversiones hechas por el futbolista portugués Cristiano Ronaldo en el sector hotelero.
El primer establecimiento que abrió como parte de su asociación con la cadena Pestana, ubicado en Funchal lleva meses cerrado. Desde primeros de marzo, el Hotel Pestana CR7 de la Marina de la capital de Madeira ha dejado semivacía la Plaza Cristiano Ronaldo (anteriormente conocida como Plaza del Mar), epicentro consagrado por su ciudad al jugador portugués.
Cualquiera que transite por esa coqueta zona junto al puerto atlántico puede comprobar que las puertas están clausuradas, que no hay luz en el interior y que el anterior bullicio en su terraza con DJ se ha desvanecido hasta convertirse en un hotel fantasma que esconde un negocio ruinoso en un contexto en el que la isla ha perdido hasta el 80% de la afluencia turística.
No se ha producido ninguna declaración oficial al respecto (y eso que el propio Cristiano Ronaldo se encontraba en los alrededores por aquel entonces), lo cual sus allegados en Funchal interpretan como síntoma del contratiempo que supone para él. Lo peor es que esas mismas personas de su entorno han señalado a la prensa local madeirense que «se ha instalado la incertidumbre» entre el personal y que ni siquiera el alivio de las restricciones sociales garantiza la perspectiva de una reapertura. Más bien al contrario, el golpe de la ausencia de clientes es tan fuerte que todo apunta a un cierre definitivo.
Si el de Funchal, que era el buque insignia de la millonaria inversión en alojamiento, se cae del organigrama comercial de Cristiano, la siguiente víctima puede ser el segundo hotel Pestana CR7, que se ubica en la calle de la Plata, en la Baixa de Lisboa. El edificio se encuentra muy cerca de la desembocadura del río Tajo, pero su actividad ha descendido de forma tan acusada que la baja ocupación (por no decir casi inexistente) estrangula el inmueble. Ni la reducción del precio de la pernoctación, que ha pasado de 150 euros a 77 en pocas semanas, parece frenar la debacle.
Si Funchal y Lisboa se han precipitado hacia el fracaso empresarial, el panorama más negro se cierne igualmente sobre los dos proyectos que el dúo Ronaldo-Pestana tenía en cartera: el hotel en la Gran Vía madrileña y el que trataría de aprovechar el tirón del delantero en Mánchester, donde triunfó sobradamente como icono del United.
Establecimiento en Madrid
La propuesta de Madrid, que requirió una inyección económica de 15 millones de euros, estaba casi lista para inaugurarse cuando el coronavirus ya estaba expandiéndose por Europa, mientras que los planes para la ciudad británica eran todavía más ambiciosos: 30 millones de euros y una ubicación privilegiada en la confluencia de las calles Newton y Piccadilly. Las enormes posibilidades que se abrían gracias a ambas iniciativas han quedado encalladas y los esfuerzos del grupo Pestana se centran ahora en «salvar los muebles» del establecimiento de Lisboa.
De su éxito o no en esta cruzada dependerá el futuro de la submarca. Sin embargo, este diario ha podido comprobar reiteradamente que el Pestana CR7 de la capital portuguesa nunca terminó de despegar, tal vez porque la competencia en la Baixa es muy elevada y el resto de la oferta hotelera se ha puesto al día rápidamente en cuanto a comodidades tecnológicas.
De momento, el rincón de Cristiano en Funchal deja un vacío que puede contagiar al colindante museo que vende su mercadotecnia justo al lado de la enorme estatua de tres metros que rinde culto al capitán de la selección.