El presidente mexicano ha reconocido que la economía del país azteca está creciendo con poco brío, pero no se ha mostrado preocupado.
El presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, descartó que la economía de su país se está acercando a una recesión, aunque admitió que está creciendo con pocos bríos.
Al cumplir 100 días de mandato, el político reiteró que su gobierno pretende lograr una expansión económica del 4 por ciento promedio anual, en momentos en que la deuda soberana del país y de su petrolera estatal están bajo la lupa de las calificadoras de riesgo.
«La economía afortunadamente está en marcha, aún crece poco, pero no hay ni asomo de recesión como quisieran nuestros adversarios conservadores o como pronostican con mala fe sus analistas. Se van a quedar con las ganas», dijo en un discurso.
La segunda mayor economía de Latinoamérica se desaceleró en el cuarto trimestre del año pasado, frente al anterior, por una caída de la actividad industrial y cerró el 2018 con una expansión de un 2 por ciento.
López Obrador dijo el lunes que su programa económico tiene como pilar fundamental el combate contra la corrupción de donde asegura obtendrá recursos para costear desde grandes obras de infraestructura hasta programas de asistencia para los más pobres.
«Estamos conscientes del escepticismo natural sobre nuestro objetivo de lograr un crecimiento anual promedio del 4 por ciento durante el sexenio, el doble de lo que se alcanzó en los 36 años del periodo neoliberal. Acepto el reto, porque hay confianza entre inversionistas nacionales y extranjeros«, dijo.
Standard & Poor’s dijo la semana pasada que revisó a «negativa» desde «estable» la perspectiva de la calificación crediticia de la petrolera estatal Pemex y otras empresas mexicanas de diversos sectores, después de llevar a cabo una acción similar sobre la nota soberana del país latinoamericano.
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