Las medidas del BCE no entusiasman a los mercados

Las medidas del BCE no entusiasman a los mercados

El BCE al mantener los tipos, no tomar acciones de mayor peso y pedir una política fiscal coordinada se reflejó en una fuerte caída de las bolsas de toda la Unión Europea

Una respuesta ambiciosa y coordinada, pero «ante todo fiscal», es necesaria para abordar el impacto de la propagación del coronavirus sobre la economía mundial y de la zona euro, ha advertido la presidenta del Banco Central Europeo (BCE), Christine Lagarde, sin que sus palabras hayan servido para calmar la ansiedad de los mercados, que aceleraban su desplome mientras la banquera francesa desgranaba los detalles del plan del BCE.

Una titubeante e imprecisa Lagarde, que en ocasiones durante la comparecencia ante los medios se corrigió a sí misma, alertó del significativo impacto de la epidemia y las medidas de contención aplicadas sobre la actividad económica, por lo que reclamó «una respuesta ambiciosa y coordinada para apoyar a las empresas y trabajadores en peligro por el impacto del coronavirus».

«Consideramos el actual ‘shock’ como grave, pero temporal si todos los actores adoptan las medidas correctas», afirmó la francesa, para quien «la respuesta debe ser ante todo fiscal».

Por su parte, el Consejo de Gobierno, por unanimidad, según desveló Lagarde, aprobó una batería de medidas que, junto a las acciones ya desplegadas por el banco central, apoyarán la liquidez y la provision de credito a la economía real.

A pesar de mantener intactos sus tipos de referencia, la entidad decidió este jueves celebrar una nueva ronda de operaciones de refinanciación a largo plazo (LTRO, por sus siglas en inglés) de forma temporal para proporcionar «apoyo de liquidez inmediato» al sistema financiero de la eurozona, con un tipo fijo que será el aplicado a la facilidad de depósito, actualmente situado en el -0,5%, por lo que la banca ganará dinero por pedir prestado al BCE.

Asimismo, el BCE decidió mejorar de nuevo los términos del tercer programa de operaciones de financiación a largo plazo con objetivo específico (TLTRO-III) con el objetivo de «apoyar los préstamos bancarios a aquellos más afectados por la expansión del coronavirus, especialmente pequeñas y medianas empresas» al situar el interés de las subastas entre junio de 2020 y junio de 2021 un total de 25 puntos básicos por debajo del tipo medio aplicado en las operaciones de refinanciación del BCE.

A corto plazo, esto significa que los bancos obtendrán un interés del 0,25% por el dinero que pidan prestado al BCE en el marco de estas operaciones, ya que el tipo de interés de referencia está situado en el 0%.

El instituto emisor ha aprobado, a su vez, un paquete de compras netas de activos especial de 120.000 millones de euros hasta final de año, que procederán eminentemente del programa de compras del sector privado. El BCE repartirá esta cuantía según considere durante los próximos meses y se sumará a los 20.000 millones de euros de compras netas mensuales que ya está en marcha.

Sin embargo, a pesar de las numerosas medidas adoptadas por el Consejo de Gobierno y la unanimidad de sus miembros para aplicarlas, el mercado ha dado claras muestras de decepción ante las explicaciones de la presidenta del BCE, quien no ha dudado en señalar que los inversores necesitan tiempo para analizar y valorar lo que está haciendo el banco central.

«No le corresponde al BCE cerrar los diferenciales, hay otras herramientas y otros actores que deben abordar esos problemas», sentenció la francesa en medio del desplome de las bolsas europeas.

EL BCE EMPEORA SUS PREVISIONES.

Por otro lado, la presidenta del BCE admitió que las nuevas previsiones macroeconómicas de la institución han nacido «parcialmente obsoletas» debido a la rapidez de la propagación del Covid-19 y la incertidumbre sobre su impacto y las respuesta de los gobiernos.

En este sentido, el BCE contempla un crecimiento del PIB de la eurozona del 0,8% en 2020 y del 1,3% en 2021, lo que implica una «notable revisión a la baja» para este año respecto al pronóstico del pasado mes de diciembre y un ligero empeoramiento para el próximo año, mientras que para 2022 la entidad anticipa una expansión del 1,4% .

«Los riesgos que rodean las perspectivas de crecimiento de la zona del euro se inclinan claramente a la baja», ha afirmado Lagarde, para quien, además de los riesgos previamente identificados relacionados con factores geopolíticos, el proteccionismo y las vulnerabilidades en mercados emergentes, la propagación del coronavirus «agrega una fuente nueva y sustancial de riesgo a la baja a las perspectivas».

En cuanto a la evolución de los precios, el BCE prevé una inflación del 1,1% en 2020 y del 1,4% en 2021, que se acelerará al 1,6% en 2020, cuando la tasa de inflación aún continuaría por debajo del objetivo de estabilidad del banco central.

En este sentido, Lagarde ha apuntado que, además de la incertidumbre vinculada al coronavirus, las recientes caídas en el mercado petrolero suponen un «significativo riesgo a la baja».

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