La contracción ha situado las inversiones extranjeras un 20 por ciento por debajo del pico percibido en 2011.
La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) de la Organización de Naciones Unidas (ONU) ha publicado recientemente su informe anual sobre la inversión extrajera en la región, la cual conclusivamente no es muy halagüeña respecto al año 2017.
Tal y como indica la CEPAL, a pesar de gozar de un contexto internacional caracterizado por un mayor crecimiento de la economía mundial, una elevada liquidez internacional, altos beneficios en las grandes empresas, y optimismo en los mercados financieros, las corrientes de inversión extranjera directa (IED) en América Latina y el Caribe han caído por tercer año consecutivo.
Los resultados obtenido en 2017 se ajustan a los 161.673 millones de dólares, dato que representa un 3,6 por ciento menos que el año anterior, y un 20 por ciento por debajo de lo recibido en el año 2011.
Por ello, la comisión hace un llamado a los gobiernos latinoamericanos para incentivar la IED de calidad, al mismo tiempo que compatible con el desarrollo sostenible. Para ello, el objetivo es promover un cambio en la estructura productiva de los países que permita alcanzar la Agenda 2030 y sus Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS).
«No se trata simplemente de crear las condiciones para que lleguen capitales extranjeros, sino para que las inversiones se vuelvan fuentes generadoras de derrames tecnológicos y productivos, de empleo, y para que se orienten hacia un crecimiento económico sostenido, inclusivo y sostenible», resaltó durante la presentación del informe la Secretaria Ejecutiva de la CEPAL, Alicia Bárcena.
Las explicaciones que organismo posee respecto a la caída de la IED se enmarcan en los menores precios de los productos básicos de exportación, tanto por la recesión económica como por la menor inversión en las industrias extractivas en 2015 y 2016.
Sin embargo, y mientras que en 2016 la gran mayoría de países de la región registraron caídas en las entradas de IED, en 2017 la IED subió en la mayoría de ellos, a excepción de las caídas en Brasil (en donde disminuyó un 9,7 por ciento), en Chile (-48 por ciento) y en menor medida en México (-8,8 por ciento), tal y como indica la CEPAL.
En la subregión de Centroamérica la IED subió por octavo año consecutivo (hasta los 13.083 millones de dólares), destacando especialmente el aumento en Panamá –que alcanzó los 6.066 millones de dólares–, mientras que el Caribe los flujos crecieron 20 por ciento –hasta los 5.835 millones de dólares–.
Por otra parte, la caída en la IED en la región que se viene produciendo desde el año 2011 hasta ahora se ha concentrado casi exclusivamente en el sector de los recursos naturales, que disminuyeron un 63 por ciento.
Según el documento, las tendencias globales también apuntan hacia la estabilidad y para el año 2018 no se prevé un cambio de escenario, con lo que las entradas de IED a la región permanecerán estables en torno al valor de 2017, con un margen de error del 2 por ciento.