Su presidente Jean-Claude Juncker ha anunciado la medida para proteger sus intereses estratégicos.
El presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, ha sido tajante con respecto a las inversiones extranjeras. “Quiero decirlo de una vez por todas: no somos unos defensores ingenuos del libre comercio. Europa deberá defender siempre sus intereses estratégicos. Esta es la razón por la que proponemos un nuevo marco de la Unión Europea en materia de control previo a la inversión”.
En este sentido, ha determinado que “si una empresa pública extranjera desea comprar un puerto europeo, una parte de nuestra infraestructura energética o una empresa de tecnología de defensa, la adquisición solo debe llevarse a cabo con transparencia, estudio y debate. Tenemos la responsabilidad política de saber lo que se cuece a nuestro alrededor, a fin de proteger nuestra seguridad colectiva en caso necesario”.
La Comisión Europea ha presentado propuestas a fin de establecer un marco europeo para el control de la inversión extranjera directa en la Unión Europea. Al mismo tiempo, la Comisión comenzará a analizar detalladamente los flujos de inversiones directas extranjeras en la región y a crear un grupo de coordinación con los Estados miembros para tratar de definir cuáles son las preocupaciones y las soluciones estratégicas conjuntas en el ámbito de las inversiones extranjeras directas.
Por su parte, el vicepresidente Jyrki Katainen ha declarado que “la Unión Europea tiene y seguirá teniendo uno de los regímenes de inversión más abiertos del mundo. La inversión extranjera directa es una importante fuente de crecimiento, empleo e innovación. Sin embargo, no podemos cerrar los ojos ante el hecho de que, en ciertos casos, las absorciones extranjeras de empresas pueden perjudicar nuestros intereses”.
La Unión Europea tiene uno de los regímenes de inversión más abiertos del mundo, y la apertura a la inversión extranjera está consagrada en los Tratados de la Unión Europea. No obstante, en algunos casos, puede que los inversores extranjeros pretendan adquirir activos estratégicos que les permitan controlar las empresas europeas cuyas actividades son vitales para nuestra seguridad y orden público, o bien influir en ellas.
En este sentido, se trata de actividades relacionadas con el funcionamiento o el suministro de tecnologías, infraestructuras e insumos críticos o con información sensible. Las adquisiciones de empresas públicas extranjeras o bajo el control de Estados extranjeros en estos sectores estratégicos pueden permitir a determinados terceros países utilizar estos activos no solo en detrimento de la ventaja tecnológica de la Unión Europea, sino también para poner en peligro nuestra seguridad u orden público.
Un marco europeo para el control de las inversiones extranjeras directas por parte de los Estados miembros, por motivos de seguridad o de orden público, y en particular las obligaciones de transparencia, la regla de igualdad de trato entre inversiones extranjeras de orígenes diferentes y la obligación de garantizar vías de recurso adecuadas por lo que respecta a las decisiones adoptadas en el marco de estos mecanismos de supervisión.
Un mecanismo de cooperación entre los Estados miembros y la Comisión. El mecanismo puede ser activado cuando quepa la posibilidad de que una inversión extranjera específica en uno o varios Estados miembros afecte a la seguridad o al orden público de otro.